Revista Coaching

¿dedicación o adicción…?

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

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Uno de los signos que mejor definen nuestra contemporaneidad es la creciente dificultad para destacar en cualquier ámbito de la vida (personal, profesional, empresarial, político, social, etc.), lo que determina una creciente competitividad que demanda cada vez más la dedicación en todo aquello en lo se pretenda despuntar. Inmersos en esta actualidad, no deberíamos confundir las dedicaciones deliberadas con las otras que nos sobrellevan la voluntad y que toman forma de adicción o todo eso que en nuestra conducta no podemos gobernar (ver artículo en El País).

Entre una dedicación y una adicción no suele haber una clara línea de distinción por más que el juez decisor sea la libre voluntad, pues en muchas ocasiones esta se encuentra secuestrada por auto-justificaciones que la aleja de la realidad. Cualquier actividad se puede auto-excusar como no adictiva sin mucho pensar, solo es necesario dejarse llevar.

Una de las actividades que en nuestra sociedad goza de mayor popularidad y además genera controversias entre si es adictiva o vocacional es la práctica deportiva, base sin duda de la salud física y mental. Pero… ¿hasta dónde es beneficiosa y cuando se torna en perjudicial? Quien sea capaz de contestar fácilmente a esta pregunta se equivocará pues, como es habitual en la vida, todo depende de cada cual y no hay una regla común que pueda ajustar sin margen de error a la colectividad.

En mi caso particular creo poder controlar lo que en mi vida es uno de los pilares que sustenta mi satisfacción personal y al que me acerco más cuando las otras cosas pintan mal. Entrenar todos los días sin solución de continuidad ya forma parte de mi idiosincrasia como el comer, dormir o evacuar. No descanso porque no lo necesito y esta libertad es la que me aleja de una dependencia que no es adicción, sino dedicación para mejorar. Además, ello me garantiza el no perder la continuidad, ese tesoro que hace más fácil lo que ya de por sí tiene gran dificultad.

En la Crónica 55 de “Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL”, titulada “El descanso”, escribía en 2014…

En mi persona, yo siempre he sido partidario del descanso pero de una manera un tanto especial, la que considera a la pausa activa como suficiente y no perjudicial. Pausa esta que, sin abandonar el desarrollo de nuestros propósitos, los enfoca desde el simple cambio de actividad. Por eso, en mi vida deportiva, no he dejado nunca de (variadamente) entrenar por descansar y a mis 53 años evidencio como prueba de idoneidad que por saturación nunca me he llegado a lesionar. No pretendo poner como ejemplo único este mío que pueda ser muy particular, si bien tampoco animaré a lo que es contrario y que puede conducir a la tentación de holgazanear.

Es cierto que en todos los órdenes de la vida descansar lleva a reactivar las fuerzas y por tanto a mejorar el rendimiento, aunque cabe también la posibilidad de que un descanso inadecuado conduzca a una pérdida de continuidad que luego obligue a un coste mayor para recuperar. Ausentarse más de lo conveniente de aquello que nos ocupa lleva a una peligrosa intermitencia que puede convertir eso de “desconectar” en el peor enemigo de la productividad personal…

Saludos de Antonio J. Alonso


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