Revista Política

Dedicado a D. Pablo Iglesias

Publicado el 09 octubre 2016 por Alejandropumarino

Dedicado a D. Pablo Iglesias

El pequeño se llama Salem Abdalá Isa y nació en 2010 en Al Mutina, un pueblo perdido de Hodeida, una provincia situada en el oeste de Yemen frente a las costas de Eritrea. Vivió en una choza de pescadores hasta que a principios de septiembre ingresó en el hospital de la revolución de Hodeida, a unos 80 kilómetros de su hogar. La doctora Hana Ebra fue la primera persona que le atendió. “Salem tiene seis años pero pesa cuatro kilos. Es como si fuera un recién nacido”.

No se llama Aylan.

Sus imágenes no dieron la vuelta al mundo.

Gracias a Dios, aún no ha muerto, aunque no le falta mucho y su situación es grave, con fiebre y problemas derivados de su malnutrición.

Aún así, solo es uno de los miles de niños en situación de hambruna, uno de tantos que mueren entre el silencio y la indiferencia de un mundo occidental que mira para otro lado, empezando por quien suscribe.

No merece una vela a la puerta del Congreso de los Diputados. El Sr. Iglesias, en realidad, no encendía la vela por el pequeño, sino por la publicidad, por la popularidad, por mostrarse como un político cercano a la “gente”, desde su indumentaria hasta sus gestos, aunque en el seno de su formación viva luchas intestinas por un supuesto carácter autoritario.

Dedicamos esta imagen a todos aquellos que se olvidan de que nuestro bienestar pivota sobre un tercer mundo, con una población sensiblemente superior en número al primero, y que viven en estado de permanente necesidad: Desde comida hasta medicamentos o agua. El progresismo bien entendido empieza por uno mismo, como señalamos muchas veces en este espacio, pero la solidaridad, aunque el término haya sido tan desgastado como desvirtuado por esos políticos de chaqueta de pana y Visa platino, no entiende de partidos ni de ideologías; en este caso solo entiende de necesidad, de necesidad acuciante de los miles de seres humanos en situaciones límite, a quienes no miran los líderes de nuestras formaciones locales, interesdos exclusivamente en obtener el voto de sus conciudadanos. Salem no vota.


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