Revista Opinión

Defensor del pueblo de Cataluña: Aunque el abuso se envuelva en la senyera, abuso de poder es

Publicado el 22 junio 2012 por Franky
Defensor del pueblo de Cataluña: Aunque el abuso se envuelva en la senyera, abuso de poder es Lo malo de Rafael Ribó, defensor del pueblo de Cataluña (Sindic de Greuges) no es que haya realizado más de 50 viajes en dos años a los lugares más selectos del mundo, sino que tiene todo el apoyo del gobierno catalán, a pesar de que su deber de defender al ciudadano frente a los políticos debería haberlo convertido en una persona incómoda y rechazada por el poder político.

En la Cámara catalana, Rafael Ribó se ha defendido con vehemencia de las acusaciones y ha llegado a afirmar que sus viajes a, entre otros destinos, Bermudas, Taipei, Kazajistán o Colombia -en muchos de ellos se llevó a varios asesores- son "lo más habitual del mundo". Después arremetió contra los que le critican en la prensa española, sobre todo por decir que las autonomías nacionalistas son una rémora para España, algo que, lamentanblemente, es verdad, sobre todo en el caso de Cataluña, donde su gobierno, infectado de nacionalismo hasta la médula, prefiere aplastar el tejido productivo y recortar servicios vitales antes que cerrar las famosas "embajadas" catalanas en medio mundo o reducir las subvenciones a la lengua..

La institución del Defensor del Pueblo en España es un fraude y en Cataluña no lo es menos. Los defensores del pueblo son elegidos por los políticos, pero no por el pueblo, al que debe defender, lo que representa una insólita contradicción ajena a toda democracia.

Rafael Ribó, consciente de ese apoyo político que le presta el nacionalismo catalán, del que él es miembro, y seguro de que la tesis que él esgrime, segúnn la cual los viajes que ha realizado dan gloria y brillo a Cataluña en el mundo, le inmuniza frente a cualquier castigo, ha solicita comparecer ante el Parlamento de Cataluña para explicar su inflación de viajes, realizados con secretaria y corte.

Curiosamente, la mayoría de sus viajes han tenido destinos turísticos, pero el defensor afirma que han sido profesionales y políticos, para la defensa del pueblo catalán.

Nadie ha preguntado a los catalanes sobre el asunto, porque el sistema catalán es una partitocracia sin ciudadanos, pero seguramente se preguntarían ¿que tiempo le ha quedado a Ribó para defender a los ciudadanos catalanes si la mitad de sus días los ha pasado en el extranjero?

Los defensores del pueblo en España son una institución inútil y desprestigiada porque, como otras muchas, dependen del férreo control de los partidos gobernantes. El defensor del pueblo andaluz es un claro ejemplo de la sumisión de esa institución a los políticos y de su lejanía con respecto al pueblo: lleva casi dos décadas en el puesto y sigue disfrutando del apoyo irrestricto del gobernante PSOE, a pesar de que Andalucía es una tierra envuelta en la pobreza y víctima del clientelismo, el amiguismo y el nepotismo, donde los derechos humanos son violados con una frecuencia alarmante.

Los "viajes" son apenas un aspecto menor de la corrupción política que infecta al mundo político español. Si se investigaran otros aspectos, como las cuentas corrientes, los regalos, el patrimonio oculto, las infidelidades matrimoniales, el nepotismo, los testaferros y los cuernos, el drama de la corrupción aparecería con toda su espeluznante dimensión.


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