The Unslut Project
Emily Lindin sufrió acoso escolar por tirarse a su novio cuando tenía 11 años. Él, muy machito, se lo contó a todos sus amigos. Empezaron las habladurías, los rumores, los insultos y el acoso. De ellos, que creían que una mujer que tiene relaciones “pronto” se puede acostar con cualquiera y de ellas, que la consideraban una ligerita de cascos.
Hablamos de varias cosas en esta entrevista, porque nuestras sociedades criminalizan la libertad sexual femenina pero aplauden venderla junto a perfumes, coches o dietas milagro. Porque el peor machismo se trasmite entre las mujeres. Porque nadie es alguien para definir “zorra”. Y porque Emily, con un par de ovarios, se lanzó a crear The Unslut Project hace un año y desde entonces lucha por sacar de las aulas el estigma que en pleno siglo XXI sigue acorralando nuestra libertad sexual.
¿Cuántas mujeres han recurrido a The Unslut Project para pedir ayuda o contar que se sentían identificadas con tu historia?
Es imposible decir un número, son demasiadas para contarlas. Ha sido molesto ver cuántas mujeres pueden sentirse identificadas con mi historia, ya que demuestra que este problema está en todas partes, no es residual. Pero también ha sido alentador saber que este proyecto les está dando esperanza y les hace saber que no están solas. Si se visita la página de historias compartidas en la web del proyecto, se pueden leer algunas de las experiencias que han tenido muchas mujeres. También me ha impresionado mucho la cantidad de chicas que me han escrito mails para contarme un caso similar al mío.
¿Qué progresos ha conseguido desde su inicio The Unslut Project?
Es difícil de medir, pero he visto muchas más historias sobre casos como el mío, sobre la vergüenza de sentirse una zorra, en las noticias, mucha más indignación en los medios de comunicación cuando se da una historia así, y he sido testigo de muchas más conversaciones sobre este tema. Así que en mi opinión, ¡vamos en la dirección correcta!
¿Cuándo se estrenará el documental? (Slut: A documentary film es la culminación de The Unslut Project)
Vamos a lanzar el documental a mediados de 2015 y después de eso espero que esté a disposición de los usuarios en muchos países. Ahora mismo estamos empezando el proceso de postproducción. Va bastante bien, estoy muy emocionada y con muchas ganas de compartirlo.
Define “zorra” (en la tienda de The Unslut Project se pueden comprar camisetas con el eslógan “Define slut”, que buscan hacer pensar sobre la criminalización de la libertad sexual)
No puedo definir zorra y no creo que nadie más pueda hacerlo. Durante la grabación del documental le pedí a todos los entrevistados que lo hiciera y hubo respuestas muy variopintas, pero la mayoría fue alguna variante del “una chica promiscua”. Así que cuando alguien respondía de esa manera, yo les preguntaba: “¿Qué es `promiscua´? ¿Con cuánta gente tienes que acostarte antes de convertirse en una `puta´?” La clave está en que se trata de una pregunta subjetiva. “Zorra” o “puta” es una término que dice más acerca de la persona que lo utiliza que de la persona a la que se destina.
¿Por qué nuestras sociedades quieren que las mujeres se avergüencen de su sexualidad, si nos utilizan como objetos de deseo en la publicidad? ¿No existe una contradicción?
Hay una contradicción enorme en los mensajes que recibimos a través de los medios de comunicación. A las niñas se les enseña desde pequeñas que deben ser sexies, pero sólo un tipo muy específico de “sexy”. Cuando lo hacen, cuando verdaderamente tratan de ser sexies, las avergonzamos y las llamamos “putas”. Es imposible salir ganando.
¿Cómo podemos cambiar esos prejuicios contra la libertad sexual de las mujeres?
El primer paso es empezar por uno mismo. En serio. Hasta hace alrededor de dos años, yo era tan parte del problema como el que más. Yo había sido víctima de acoso sexual insultándome a mí misma, e incluso llamé “putas” a otras mujeres y las intimidé sin pensar en ello. Una vez reflexionas, piensas ¡¿por qué?! ¿por qué me molesta la sexualidad de las demás? Probablemente no se es capaz de dar una respuesta a esa pregunta de la que sentirse orgullosa. Cuando por fin te enfrentas a ese prejuicio, cuando te adentras en tus propias suposiciones y las cuestionas, puedes empezar a compartirlas con otros. Especialmente con los niños y niñas. Es nuestra responsabilidad ayudar a que crezcan personas amablemente reflexivas.