Una joven reportera de Telecinco, María Victoria Albertos, se dirigió de esta guisa a Felipe VI después de que el equipo español de baloncesto ganara la Copa de Europa:
“Estuviste con los jugadores en la fase de preparación en Madrid. Te comprometiste a que si ellos llegaban a la final ajustabas la agenda para estar aquí con ellos. Ellos han cumplido y tú... usted también”.
Ese usted final pudo deberse a la cara de sorpresa que seguramente puso el Rey de España por ese tuteo que aplica buena parte de los españoles que ya no saben tratar a sus interlocutores con el respeto que merece su dignidad.
No se trata de que Don Felipe sea rey. Es que es un señor de 47 años y que la audaz reportera es una veinteañera formada ya en ese sistema que desconoce que hay jerarquías que mantienen el orden social, una es la diferencia de edad, y otra, la de responsabilidad.
Es una muestra de la mala educación que crece en el país, seguramente herencia del tratamiento impuesto socialmente por dos ideologías totalitarias, la comunista y la falangista.
Este sistema de camaradería maleducado, demagógico, buenista y que iguala a todos por lo bajo, porque no es lo mismo un reportero que el premio Nobel de Medicina, aumenta ahora cada día.
El periodismo responsable enseña, y se ve que Albertos, como tantos de sus colegas de las televisiones populacheras no lo saben, que el tratamiento al entrevistado debe ser de la máxima cortesía y respeto, sea rey o no.
Es insoportable, con dependientes de tiendas que saludan “Hola, tío/tía”, con personal sanitario que le dice al Nobel enfermo “Tómate esta sopita, cariño”, y que si este se enfada le advierten “¡No te molestes, abuelete/yaya!”.
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