Dehra Dun y Baluji Shrivastav en la casa de la India

Fotografías: Chusmi

“Si lo haces en otro sitio, a lo mejor no viene nadie”, comentaba Roberto Terne, minutos antes de que diera comienzo el concierto. Y, probablemente, no se equivocaba. Gente de todas las edades -también los más pequeños, que parecieron atender la llamada de una actuación para todos los públicos- agotaron todas las entradas poco después de que la taquilla abriera sus puertas. La ocasión no era para menos. La oportunidad única de un punto de encuentro tan espiritual donde fusionar en una sola noche la tradición hindú con un producto musical de marca local.

Media hora más tarde de lo previsto, la penumbra del auditorio recibía entre aplausos a Baluji. No habla español, pero se hace entender muy bien con el idioma de la música. Acompañado por Marcos Úbeda -ex miembro de Arizona Baby-, la pequeña percusión y la cuerda pulsada del prestigioso sitarista fueron introduciendo al espectador en un ejercicio de improvisación. Una conversación desde el interior de uno de los vagones de la Indian Railways que anunció la llegada a su destino con una segunda pieza, donde la voz de Linda Shanson coloreaba el virtuosismo instrumental.

Tras tan creativos instantes, el resto de la formación subía al escenario para iniciarse con su “Todo está guay”, perfectamente descriptivo sobre lo que estaba ocurriendo en esta noche de sensaciones. Realmente cómodos -y eso se nota en la compenetración-. En formato acústico, dispuesto para la ocasión, al que siguió “Sensación”.

Recientemente estrenado su segundo disco, no tardaría en llegar un momento para el recuerdo de pasadas composiciones. Con “Jardín”, probablemente no tan característica de su sonido habitual, pero sí la más pegadiza y comercial. O, la hiperactiva “Reinan los sentidos”, donde el sonido del theremín provocaba gran curiosidad en el público.

Sin embargo, no tardarían en recordar el estreno de Variaciones Imprevistas en el Cauce del Río. Primero, con la reposada “Estás”, y luego con la británica “Universo”. Donde los espacios para el virtuosismo de Baluji no podían más que hacer las delicias del espectador, cautivado por la incertidumbre de lo que hoy podrían ofrecerle -algunos no tenían claro si decidirse a comprar una entrada realmente asequible-.

Por si nos habíamos olvidado de Linda, sus inimitables líneas vocales crearon la “Jungla” que desencadenaría una “Selva de la incoherencia”, de la que ya se espera el recientemente grabado videoclip. El final llegaba, pero no sin antes, habiendo reservado un rincón especial en la lista de invitados de esta noche para The Beatles, que sonaron fuerte en Valladolid a través de “Norwegian Wood”. Tras la cual, la formación cerró su actuación con “Órbita química”.

Javier Luna Roldán

Ruta 42

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