Ya se acaba un día que si bien en otros tiempos fue la fiesta de todos los catalanes a día de hoy se lo ha apropiado el nacionalismo e independentismo y por tanto ha perdido esa significación representativa de la unidad de un pueblo orgulloso de si mismo sin exclusión, tomando el ejemplo de muchos/as de quienes en su día lucharon contra el ejercito invasor borbónico, en la guerra de sucesión española (1701-1714).
Somos bastantes los catalanes/as que no queremos ser partícipes en esa estéril guerra de banderas y sentimientos patrios y huimos de una confrontación que nada nos aporta, tal vez porque no queramos renunciar a ninguna de nuestras señas de identidad u orígenes, o porque no nos sintamos representados por los unos o los otros, o un poco de ambas cosas. Y por todo ello ni participamos ni nos gustan ciertas fiestas nacionales y rehuimos de ser etiquetados como parte de esta insana dicotomía nacionalista, españolismo o catalanismo.
Nada tiene que ver el no simpatizar con estos sentimientos territoriales con la incomprensible negación del derecho a decidir de un pueblo -el catalán- y el haber remplazado el dialogo por la imposición, la represión y la judicialización. Las urnas son la mayor manifestación y representación de eso que conocemos como democracia, por lo que no tiene sentido -o no lo tuvo en su momento- limitar un derecho fundamental, y no entenderlo así deja un muy mal lugar a quienes quisieron evitarlo por todos los medios criminalizando a un pueblo y a quienes apoyaron y aplaudieron la respuesta desmesurada de la maquinaria del estado.
Ya está bien, no queremos presos políticos ni tener a políticos presos, no queremos que esta vergonzosa crisis territorial les venga muy bien a algunos para tapar algo mucho más grave, como es la crisis social, que en estos últimos años en Catalunya no ha dejado pocos muertos y damnificados por el camino, por no hablar de injustificados recortes en el ámbito social. Que nadie olvide que en este mundo globalizado y deshumanizado, donde siempre salimos perdiendo los de abajo, no somos pocos/as los que no le vemos excesivo sentido al crear una mayor división territorial que vaya en detrimento de la internacionalización de la lucha del proletariado contra el capital, y tras eso que se ha denominado “Procés” esta la larga sombra del interés de cierta burguesía hipócrita y manipuladora, como siempre lo ha sido la burguesía catalana, y de ciertos partidos políticos sometidos a su control.
MSNoferini