Quiero traer a colación aquí unas frases del final del libro "Historia de la Música" de Tomás Marco (Alianza Música). Han pasado tres décadas prácticamente desde entonces y me parece surrealista que se puedan aplicar casi al cien por cien al estado actual de la cuestión. Juzguen vds.!
Pág. 300: "Y es que quizá la más importante variante en la vida musical, entre el periodo anterior a la guerra y el posterior, es que el público era antes de música, y ahora lo es de intérpretes. Es decir, antes iba a escuchar un programa equis, fuera Beethoven o Falla, mientras que ahora suele acudir a escuchar a un intérprete determinado, independientemente del programa que ofrezca."
En este aspecto se ha cambiado poco, es una corriente general que sigue llevando al público por la senda del "ídolo", del "fenómeno del momento", del "virtuosismo vacuo", etc... Ahora que se han perdido aproximadamente uno de cada cinco espectáculos -y creo que la progresión es sangrante- es más necesario que nunca que sean tomadas las riendas sobre la situación de la música y los músicos en aras de favorecerla y apoyar su actividad.
Pág. 301: "Un fenómeno producido por el alejamiento español entre música y cultura está en una actitud muy generalizada de los medios de comunicación y de la vida española en general, por la que se considera la música como un fenómeno histórico. Es decir, existe una música "clásica", la de Beethoven, etc., que se acaba por arte de magia, y, luego, una música moderna, que es la ligera de consumo. (...) Parecería impensable que un músico creyera a su vez que existió una literatura histórica, la de Cervantes o Shakespeare, y ahora existe la fotonovela o la serie negra con exclusividad, o que hay una pintura de Velázquez y Rembrandt, sustituida por el comic, el dibujo publicitario o el diseño industrial. Pues esa mentalidad es la que existe con respecto a la música, y nadie parece extrañarse".
Si bien es cierto que se ha producido un gran avance con revistas especializadas y la música en los colegios, aún el español medio desconoce la existencia de la talla de Toldrá, Mompou, Montsalvatge, Asencio, Guerrero, etc... por no nombrar a las generaciones posteriores, lo cual me parece gravísimo, ya que todo el mundo presume de estar a la última en conocimientos científicos (o debería) y nadie se enorgullece de no estar a la última en tecnología, por ejemplo...
Pág. 302: "Que en España no ocurra lo mismo -que se cree un corpus de música nacional que alterne con el repertorio internacional- es grave, por muchas razones, y es, además, injusto en cuanto a las obras preteridas, muchas de las cuales tienen tanto o más valor que partituras extranjeras bien conocidas por los españoles. Ciertamente, el público pasivo, que es el mayoritario, puede tener una cierta responsabilidad por omisión, pero es el menos responsable del estado de la cuestión. Buena parte de la responsabilidad compete a los poderes públicos, y otra gran parte, a los intérpretes (...)"
Muchas veces me he quejado del escaso (por no decir prácticamente ninguno) apoyo institucional que he recibido a la hora de querer propagar las improvisaciones que transcribí como primicia mundial y fueron editadas por Rivera y Boileau, de Albéniz y Granados, ni más ni menos de dos de los grandes de la composición española. Supongo que si esto mismo lo hubiera hecho en Alemania con dos obras de Schubert y Schumann otro "gallo cantaría"... Algún día quizá contaré la intrahistoria, para vergüenza de quienes la protagonizaron, pero por ahora me conformo con contar que no sólo no fui apoyado, sino que hasta fui obstaculizado.
Pág. 303: "-El compositor nacional- está en inferioridad de condiciones frente al fuerte proteccionismo de la producción nacional que practican la mayoría de los países. El lugar que la música española tiene hoy en el mundo se lo ha ganado a pulso, sin ayudas de parte de su país. Un país sin memoria musical histórica, donde si estrenar una obra no es fácil, verla repetida es una proeza, e integrarla en el repertorio, un imposible".
"Es cierto que en ningún país occidental los compositores actuales viven fácilmente de la composición, pero en el caso de España, ello es una utopía."
Es triste darles un futuro tan desalentador en España a los estudiantes de composición que tendrán que emigrar o dedicarse a otros menesteres. Esto tiene responsables y no se les está exigiendo que actúen en consecuencia con sus deberes a la vista de los hechos.
Pág. 304: "La música española, que tan importante papel jugó en la cultura medieval, renacentista y barroca de nuestro país, paralelamente a las otras artes, y muchas veces mezclada con ellas, sigue siendo una realidad viva de la creatividad cultural, aunque se ignore o desdeñe su papel. Quizá la única labor que tendría que hacer con ella un Estado que decidiera tomarse la cuestión en serio, sería darle las vías institucionales para que se integre de pleno derecho en la vida general y en la cultura de España. No como un adorno o un entretenimiento, sino con los mismos derechos-no más, pero tampoco menos- que la literatura, la plástica, el pensamiento o la ciencia. (...) Los compositores han sabido responder en cada momento a su realidad histórica, y han resuelto sus problemas técnicos y estéticos. Los institucionales no podían arreglarlos porque, además de no ser su misión específica, nadie les llamó a ello."
Opino que ha llegado el momento en que, aunque no se llame a la puerta de los músicos, los músicos llamen a la puerta de quien tiene la obligación de escucharnos. Y si no nos escuchan (ya que los prejuicios aún son muchos entre la clase política) debemos reivindicar nuestra voz siempre que tengamos oportunidad, como estoy haciendo ahora mismo en este post.