Revista Educación

Dejar de mirarse el ombligo

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Dejar de mirarse el ombligo

"Si no son capaces de llegar a un acuerdo de investidura, imagínense gobernar juntos cuatro años", leí estos días de decepción y rabia en alguna red social. Y qué cierto, es que realmente han demostrado no se tragan. Yo diría, por afinar un poco más, que Sánchez traga menos a Iglesias que al contrario. Cualquiera que haya leído estos días el conocido 'relato' de las negociaciones -¿se les puede llamar así de verdad al vago intercambio de cromos de apenas dos días en tres meses?- habrá podido darse cuenta de al menos dos situaciones:

  1. El desinterés real del presidente Pedro Sánchez por negociar un Gobierno conjunto PSOE-Unidas Podemos. No había que rascar mucho para darse cuenta.
  2. La tensión extrema de la cuerda de la negociación por parte de Pablo Iglesias para pedir y pedir, aunque el argumento esgrimido era que lo cedido no tenía competencias.

No sé ustedes, pero yo me imagino negociando un equipo para jugar al brilé entre dos pandillas y le digo al líder de una de ellas que es precisamente él el escollo para montar el grupo de juego, que se eche a un lado si quiere que luchemos juntos. Fijo que en ese momento se acabó el juego.

Qué falta de talla política tenemos en este país, si hasta Rufián se ha revelado estos días atrás el más moderado y coherente... Yo también creo que se arrepentirán si de aquí no sale una alianza estable de gobierno antes de octubre, porque la estafa de una repetición electoral sería de tal nivel que ya ni es que no nos merecemos esto, sino que el sistema no funciona ni en mínimos.

El catedrático de Derecho Constitucional Javier Pérez Royo, muy próximo a Podemos, decía esta semana, justo el día del segundo intento de la investidura, que no llegar a un acuerdo supondrá que "el coste para el país en general y para la izquierda en particular es insoportable". Hablaba de la humillación de Pedro Sánchez a Podemos y planteaba dos escenarios del "sí": o bien llegando finalmente a un acuerdo para entrar en el Gobierno, o quedarse fuera porque no merecería la pena entrar en condiciones que no satisfacían a los violetas. Y ahí me quedé yo pensando, que si fuera Iglesias y los suyos, me habría quedado sin dudarlo fuera del Gobierno y demostraría lo miserables que fueron los otros.

Y pensaba también estos días que debería haber una ley que evitara estos bloqueos y vetos absurdos, más aún entre partidos de ideologías próximas que se autodenominan la izquierda... Pues si dos partidos en cierta medida cercanos no son capaces de acordar un reparto de áreas -porque en contenido programático ya sabemos que no han tenido problema-, tal vez quienes han negociado son quienes deberían echarse a un lado. Ni Calvo, ni Echenique, ni Iglesias, ni Sánchez... Menos personalismos y más sentido de estado. Ah, y un poquito de química y empatía, vamos, que no debe costar tanto cuando dejen de mirarse el ombligo.


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