Dejar el chupete sin dramas ¿Es imposible? ¡No!
La necesidad de succionar, ya sea el dedo o un chupete, es intrínseca en los bebés, ya que comienzan a hacerlo ya en el vientre de su madre, a partir de los cinco meses de gestación.
Por tanto, chuparse el dedo o un chupete les aporta la tranquilidad que sentían dentro de su madre ante los obstáculos que se les presentan día a día. Esta necesidad normalmente desaparecerá sola a partir de los dos años de edad, pero si no ocurre y con tres años sigue utilizando el chupete con mucha constancia es necesario que los padres actúen para que el niño lo deje. Si con tres años sigue utilizando mucho el chupete o chupándose el dedo, puede acabar deformando el paladas o los maxilares, de manera que afectará a la pronunciación y a la masticación.
Es un momento complicado para los padres, que tienen que saber cómo actuar para conseguir su objetivo sin provocar un trauma para el bebé. Siguiendo estas pautas será el propio niño quien decida dejar el chupete:
1. Nunca debe ser agresivo ni enfadarse con el niño a razón del chupete: utilizan este método para estar más calmados y tranquilos. Al provocarle ansiedad por enfados o riñas, los padres sólo conseguirán que se aferre aún más al chupete. Por esta misma razón no se debe intentar quitar el chupete cuando el niño está nervioso o en momentos que puedan ser estresantes para él, como un cambio de vivienda, la llegada de un hermanito o el inicio del colegio.
2. Deben buscarse momentos de tranquilidad, en los que el niño está feliz, para abordar el tema del chupete. Una técnica efectiva es la de negociar con él: como pedirle el chupete a cambio de un regalo, o que lo deje debajo de la almohada para el ratoncito Pérez que le dejará un regalo. Mediante este método el niño es consciente de que él mismo decidió prescindir del chupete.
3. Otra estrategia muy utilizada es la de dejar el chupete en un lugar concreto, fuera del su alcance, y explicarle que se le dará cuando lo pida. Con este sencillo hábito el niño no tendrá el chupete siempre a mano, y posiblemente lo irá olvidando y sustituyendo por otras cosas que le tranquilicen como un peluche o un abrazo de sus padres. Lo pedirá cuando realmente lo necesite, y por tanto lo utilizará mucho menos.
4. Es muy importante premiarlo. El bebé entenderá que está haciendo algo bien al dejar de usar el chupete, y cómo querrá más felicitaciones de sus padres, seguirá dejándolo. Cada vez que pase unas horas sin chupete, un paseo al parque, una visita de familiares, o un día entero, es muy positivo que los padres le digan lo orgullosos que están de él por ser tan mayor y lograr sus metas. También se le puede premiar con cosas materiales que le gusten.
5. Muchos niños se sienten muy inseguros y nerviosos, y acuden al chupete porque realmente creen necesitarlo para estar más tranquilos. Puede ser muy útil que los padres dediquen mucho cariño al niño, lo abracen y pasen mucho tiempo con él para que éste se sienta relajado al lado de sus padres y olvide el chupete.
En algunos casos puede ser más difícil separar al niño de su chupete, y que la situación provoque infelicidad y mucho nerviosismo en el mismo. Si la situación es muy complicada y siguiendo estos consejos no se consigue ningún progreso, puede ser necesaria la visita a un profesional, ya sea su médico o un especialista en psicología infantil para establecer nuevas pautas personalizadas para las características y necesidades del bebé.
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