El arte de la seducción, como idioma nativo expandido hasta límites diáfanos de la lucidez más densa.
El deseo hecho bandera hasta hilar con suave perfección, el traje más cómodo donde sentir vestido el capricho hasta sus últimas consecuencias.Un pequeño descosido y vuelta a empezar.Hasta que consiga un traje a medida de mis pensamientos, a la altura de tus sueños; sintiéndonos cómodos ambos, en el infinito juego de ceder y tomar aquello que solo corresponde al mundo de los secretos.Texto: Daniel Granados Franco