El mundo de la gestión de equipos tiene más de “arte” que de “ciencia”. En la ciencia, el resultado se sabe de antemano; en el arte se va descubriendo poco a poco. Dirigir personas es complicado (ver post ¿Se puede dirigir a quien no se conoce?), a pesar de ellos intentamos buscar modelos de referencia y paradigmas que nos sirvan de orientación.
En el mundo del deporte, con frecuencia se buscan estas referencias: Guardiola, Mourinho, Capello… eso sí, siempre recurrimos a ellos ex post y nunca ex ante, ya que como apuntamos en otro post “al éxito y al fracaso siempre se le encuentran justificación”.
La experiencia demuestra que por muchas indicaciones que uno reciba hay algo que es imposible de suplir: la experiencia propia; bajar a la arena y experimentar en primera persona. El examen “teórico” de conducir es para todos igual, el “práctico”, por el contrario, está sometido a otros muchos condicionantes como los miedos, el estado de ánimo, la situación de la carretera, el tipo de coche, el examinador… y ahí está uno sólo, cara a cara, frente al asfalto…
En la gestión de un vestuario la gestión se complica porque estamos hablando de personas (futbolistas) que en muchas ocasiones están por encima del bien y del mal: cobran sueldos muy superiores a los del empleado medio, más que sus jefes (entrenadores), son a menudo idolatrados… y todo ello a edades muy jóvenes.
A pesar de ello, siempre hay cosas que, básandonos en la experiencia de otros, pueden ser de ayuda. Ayer Vicente del Bosque, en II Congreso Internacional de Entrenadores, se enfundó el traje de profesor y explicó cuáles son sus claves en la gestión de un vestuario. Orfeo Suárez resume alguna de esas claves:
1. Integridad: “El técnico debe ser ejemplar, moralmente íntegro y con principios, que son los que le llevan a ganarse la confianza de sus jugadores. Debe ser un líder moral. No tiene por qué saber de todo, pero sí saber dirigir a quienes saben. Ha de rodearse de los mejores, no de los más fieles. No es bueno de preocuparse de cosas menores porque restan energías para lo que es importante”. Para Del Bosque el ejemplo de su ayudante Toni Grande, que sabe todo lo que pasa en el vestuario, le permite a él tomar un distanciamiento mayor.
2. Equidad: “¿Qué significa equidad? Pues tratar a cad uno en función de sus méritos. La justicia no es tratar a todos igual , porque no todos responden igual a los mismos estímulos. Sé que tengo fama de permisivo pero no lo soy. Parece que ahora estamos buscando de nuevo al entrenador látigo, cruel, pero eso no tiene nada que ver con la realidad. Con cordialidad se lleva mejor el equipo. La disciplina se consigue desde el convencimiento, con normas y respeto, no con broncas y miedos. Tampoco soy partidario de las multas, no sirven para nada”.
3. Entrenamiento: “La labor del entrenador se divide en dos facetas: la acción y estrategia deportiva y el estilo de vida. Nuestro deber es emocionar al jugador con el contenido del entrenamiento, que tiene que ser dinámico y específico, lo más real posible, con relación a lo que ocurra en el partido.
4. Convivencia: “Cada vestuario tiene singularidades y sus cosas en común, por lo que hay que saber adaptarse al perfil de los jugadores, lo mismo que en el juego a sus características. Defino al futbolista como a un empleado especial. Son jóvenes, célebres y desiguales en lo económico. Son muy observadores y están muy pendientes de buscar las debilidades del entrenador. Descubren hasta la colonia que te pones. Además es importante estar siempre cerca de los que tienen menos protagonismo. Y también en la gestión de un vestuario es muy importante el sentido del humor”.
5. Liderazgo: “Los futbolistas más decisivos no tienen por qué ser los que más contribuyen a la cohesión del grupo”. Para Del Bosque cuando él entrenaba al Madrid “MacManaman y Geremy, un inglés y camerunés, eran fundamentales para el ánimo del vestuario. Muchos otros jugadores, de los más decisivos, se apoyaban mucho en ellos, aunque no se supiera. Geremy encandilaba a los demás con las cosas que contaba. Hablaba además cinco o seis idiomas. A veces creemos que aquí estamos por encima de otros, pero los africanos nos dan lecciones en muchas cosas.
6. Banquillo: “Un entrenador alterado es imposible que tome decisiones acertadas. Creo que no es necesario estar todo el rato en la zona técnico, con todo respeto a mis colegas, y tampoco deben hacerlo los ayudantes. Un segundo está para resolver problemas y no para crearlos. No obstante, ese rol de segundo y de todo el staff técnico es clave porque cuatro ojos ven más que dos”.
7. Prensa: “La relación con los medios de comunicación debe estar basada en el equilibrio, tanto en las victorias como en las derrotas. A mí me gustaría que si alguien llega a una rueda de prensa mía y no sabe cómo hemos quedado, no lograra saberlo después de escucharme. Creo que en las comparecencias ante medios el entrenador debe mostrarse sobrio y natural, sin demasiada retórica”. Y concluyó: “Nunca, nunca filtréis una información a un periodista por vuestro interés, porque seréis esclavo de él para toda la vida”.
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