Revista Diario

Del capazo a la silla

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient

Desde el principio he estado en contra del capazo y he estado deseando que llegara el momento de pasar a mi hijo a la silla de paseo. Pero ahora que veo que el momento es inminente (ha cumplido tres meses y medio y se está quedando justito, al margen de que tiene sus movimientos muy limitados ahí dentro), me asaltan un montón de dudas y no sé qué decisión tomar.
Hoy le hemos dado una vuelta en la silla, para ver qué tal, totalmente reclinado. Enseguida le he tenido que incorporar un poco porque no quiere estar tumbado. En casa ocurre lo mismo con la hamaca, no quiere estar en la posición totalmente tumbada.
He pensado en compartir mis razonamientos con vosotr@s, a ver qué opinión teneis.
A favor del capazo:

  • Es donde más resguardado va del frío. Todavía quedan unos dos meses de frio y desde luego ahí no le da el aire en absoluto, sobre todo si le pongo la burbuja. Ahora bien, dos meses más no aguanta ahí ni en broma (por tamaño).
  • El colchón, en su posición horizontal, es lo mejor para su espalda.
  • Como el ya no aguanta tumbado porque quiere ver el mundo (si no, se pone a llorar), mi capazo permite reclinarlo, de forma que puede ir un poco incorporado.


En contra del capazo:

  • Es un trasto en una casa tan pequeña. Cada vez que subimos de la calle, tenemos que desmontar el capazo y dejarlo encima de la cama del niño y plegar el chasis para dejarlo en nuestra habitación. Tengo que hacer esta operación para protegerlo de mis dos gatos, aunque si no los tuviera también sería un trasto tener el capazo en el salón, me comería el poco espacio libre que me queda.
  • Es un auténtico problema en el coche. En el maletero de mi coche no caben el chasis y el capazo juntos. Por lo que, cada vez que vamos en coche, tenemos que meter el chasis en el maletero y el capazo suelto en el trozo de asiento trasero que queda libre, justo al lado del portabebés, que es donde viaja mi hijo. Además de ser un rollo repetir esta operación cada vez que nos bajamos y subimos del coche, el un peligro llevar el capazo suelto en la parte de atrás, un auténtico proyectil en caso de accidente.
  • Pesa muchísimo. Vacío pesa una barbaridad pero si además va el niño dentro yo ya no puedo con él. Un muerto.
  • El colchón del capazo se puede reclinar, sí, pero al ser liso por completo, mi hijo se va escurriendo hacia abajo y moviéndose hacia los lados. Tengo que ir todo el rato colocándole. Y, además, se puede reclinar, pero si el bebé está dentro, hay que levantarle la espalda para poder subir el asiento.
  • Meterle y sacarle es cada vez más complicado porque ya está justito dentro y mientras le aguanto con una mano con la otra tengo que apartar las sábanas, la manta y la colcha que sirve de tapa. Un rollo.
  • Me hijo pega patadas cada vez más fuertes, con las que levanta la colcha que sirve de tapa del capazo. Tiene un campo de visión muy reducido ahí dentro, igual que el resto de sus movimientos, que están limitados.
  • Yo calculo que en cosa de unas 4 semanas ya no cabrá, ni de largo ni de ancho, porque no es plan de llevarle como una sardina en lata. 


A favor de la silla de paseo:

  • Eliminamos el problema del capazo en el coche. El chasis se metería entero en el maletero.
  • Permite a mi hijo ver el mundo, teniendo un campo de visión mucho más amplio.
  • La silla se puede poner totalmente horizontal y tiene otra posición, un pelín incorporada, que es muy similar a la que le tenemos en casa en la hamaca.
  • La silla tiene un saco polar (que le cubre hasta la cara si quiero) y tengo burbuja, por lo que frio no pasaría, aunque siempre iría más descubierto que en el capazo, obviamente.
  • El capazo podría guardarlo en casa de mis suegros, por lo que tendría un trasto menos en casa. Me quitaría del medio un bulto muy importante, dejando espacio para otras cosas.
  • La silla iría mirando hacia mi, es uno de los motivos por los que compré mi carro. Mi bebé podría seguir mirándome hasta que se canse de verme la cara y le ponga hacia la calle.


En contra de la silla de paseo:

  • Por mucho que lleve saco polar y capota, siempre pasará algo más de frio que en el capazo. Ahora que tampoco creo que le venga mal que le de un poco el aire en la cara, tampoco es cuestión de que viva en una burbuja.
  • Aunque la silla se pueda poner completamente horizontal, nunca será tan cómoda para la espalda como el colchón del capazo.
  • No me gusta nada la capota de la silla. En verano, vaya, pero ahora mismo me parece muy incómoda y muy grande. Además, es complicado ponerla bien (para que no entre el aire por dentrás) si coloco la silla en la posición horizontal.
  • Si llevo la silla con el saco polar y la capota, es un trasto importante una vez plegada. Cuesta muchísimo cerrarla y pesa un riñón. A duras penas puedo meterla en el maletero (por lo que pesa) y ocupa todo el espacio disponible. Esto mismo es aplicable para nuestra habitación, aunque siempre cabe la posibilidad de desmontar la silla, guardarla en el armario del niño y dejar el chasis en nuestra habitación. La silla desmontada pesa muy poco, al contrario que el capazo.


Datos adicionales: mi silla es un Trio For Me completo, de Chicco.
En fin....Un lío...De momento, hemos pensado ir alternando según la ocasión (por ejemplo, si vamos a coger el coche, vamos con la silla y el capazo se queda en casa) y como dentro de 15 días vamos a la pediatra y ya tendrá cuatro meses, a ver qué opina ella.


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