“Después de apenas veinte minutos encontré al chico perfecto: un estudiante de Brno que estaba visitando a su novia en Praga. No tenía trabajo y vivía con sus padres. Afirmó no tener tiempo porque había quedado con su chica, pero cuando le enseñé el dinero capté toda su atención. Minutos después ella recibió un mensaje de texto en el que le decía que había perdido el tren”.
La escena transcurre en el parque de Petrin, el más famoso de Praga y uno de los principales atractivos turísticos de la capital checa, y forma parte de la serie porno gay Czech Hunter. En ella, el protagonista recorre las calles de la ciudad en busca de chicos dispuestos a aceptar sus propuestas sexuales, siempre a cambio de dinero, mientras él graba el encuentro en primera persona.
Sus creadores venden como casual un contenido en el que todo está preparado, pero son cristalinos con su forma de trabajar: “Perseguir a los chicos es nuestro pasatiempo. Estamos cansados de los sitios web que ofrecen mierda guionizada. Conocemos la estrategia. ¡Los chicos checos lo hacen por dinero! Es cierto: la difícil situación social en Chequia respalda nuestro hobby”.
Lejos de ser una excepción, Czech Hunter condensa...
Si quieres seguir leyendo este artículo, suscríbete a EOM. Lo que pasa en el mundo te afecta; comprenderlo es más necesario que nunca.
Nombre de usuario Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseñaDel comunismo al porno: cómo Praga y Budapest se convirtieron en líderes del cine para adultos fue publicado en El Orden Mundial - EOM.