Con facilidad podría definir mi estado como una obsesión oscura por leer este libro. Desde que supe de él en blogs extranjeros, me tentó profundamente la curiosidad hacia la mítica figura del doctor Víctor Frankenstein, resucitado por obra y gracia de la imaginación del autor Kenneth Oppel. Ni por ensueño imaginaba que lo publicarían en España, pero la vida a veces recompensa con extrañas sorpresas y Alfaguara lo tenía en su poder para inaugurar el año 2013. Sin dudarlo, elegí este libro para las Lecturas en Torre de Babel: Frankenstein o el mito de Prometeo. ¿Os habéis apuntado ya?
Los jóvenes hermanos Víctor y Konrad llevan una apacible vida en el castillo familiar. Junto con su prima Elizabeth se han convertido en inseparables, en cómplices de juegos y aventuras. Reciben clases privadas, practican esgrima, montan a caballo y recorren incansables los pasadizos del castillo de los Frankenstein. Pero, cuando Konrad cae gravemente enfermo, sus vidas darán un giro inesperado y sus inocentes aventuras de juventud se volverán demasiado reales. En la inquieta mente de Víctor aparecen dos certezas: que para curar a su hermano deberá encontrar la receta del legendario Elixir de la Vida y la convicción de que siente una profunda e irrevocablemente atracción por Elizabeth, a pesar de saber que la joven y Konrad están enamorados. Una oscura obsesión invade su mente: ¿será capaz de traspasar las fronteras de la vida, la ciencia y el amor? Y, más aún, ¿cuánto está dispuesto a sacrificar por salvar la vida de su hermano?
El castillo de los Frankenstein alberga antiguas historias. En sus pasillos cuelgan cuadros de antepasados como Wilhelm, un alquimista de malhadada reputación. Multitud de pasadizos serpentean por las entrañas del castillo, aunque ninguno guarda secretos para las aventureras personalidades de los hermanos, su prima acogida por la familia, Elizabeth, y su amigo Henry. Cuando Konrad cae misteriosamente enfermo, Víctor se da cuenta de que, a pesar de sus rencillas, necesita recuperarlo. Es su otra mitad. El espejo donde se mira para saber lo que siente. Y emprende una búsqueda que le conducirá por pasadizos más oscuros que los calabozos de piedra del castillo.
Uno de los puntos fuertes del desarrollo psicológico de los personajes por parte del autor es la forma en que refleja el contraste de las emociones en las distintas facetas de la personalidad. Somos capaces de sentir rencor por el propio objeto de nuestra veneración. Somos capaces de mostrar nuestra cara más suave con alguien, la más salvaje con otra persona, según quién y qué nos inspira.
Víctor es impetuoso y temerario mientras que su hermano gemelo Konrad es la voz de la razón. Entre ellos, Elizabeth, emotiva y firme en sus convicciones.
Al ser el protagonista absoluto, aunque bien arropado por otros personajes claves en su evolución, Víctor ha conseguido que me identificara con sus frustraciones y sueños. Con su lucha inquebrantable. Siente que ha vivido siempre a la sombra de su hermano. Eso planta semillas en su infancia que crecen en forma de rencor, envidia y malignidad. Y a pesar de todo, el amor fraternal sigue latiendo entre ellos. Esa dualidad otorga profundidad a cada una de sus decisiones, a cada uno de sus errores. ¿Será Víctor alguna vez el hombre que debe ser o estará siempre preso de las reacciones que producen en él las personas que le han marcado?
La novela, demasiado breve para mi gusto, está escrita con sencillez, pero aún así logra evocar la lucha interna de su oscuro protagonista. La génesis paulatina y morbosa de un joven que llegaría a ser, nada menos, que el doctor Frankenstein. A quien acompañamos en la búsqueda de un elixir que le va a costar, no sólo sangre, sino la toma de terribles decisiones y el aprendizaje de oscuras lecciones sobre sí mismo. Al menos, se trata de la primera parte de dos novelas, por lo que puedo esperar una conclusión que redondee el arco atisbado en sus moderadas 338 páginas.
Uno de mis capítulos favoritos es el sexto, que tiene lugar en el bosque de Sturmwald, prefacio de muchas más situaciones de acción y tensión a lo largo de la novela. En ella, curiosamente he hallado algunos guiños a la obra original, como por ejemplo el callejón Wollstonecraft, donde vive Polidori, el alquimista, en clara referencia al apellido de soltera de Mary Shelley, la creadora del mito literario.
Al proyectar mi luz por la celda, vi cinco nombres, todos prisioneros de diferentes épocas. Me los imaginé arañando la piedra [...] dejando alguna marca de sí mismos, como un grito al mundo exterior.
El propio castillo, los misterios que lo impregnan y sus alrededores son también figuras predominantes en la cargada atmósfera de la trama, en la que destacan las creencias de la época, divididas entre la superstición y la ciencia más exacta. Sin olvidar el romance de tres vértices que pone los pelos de punta en más de una ocasión.
Talón de Aquiles: el gran concepto en el que se basa, retomar la figura del doctor VF, se beneficiaría de un texto más desarrollado. Es una novela de corte juvenil, breve y rápida.
Vale la pena por: lo que empieza como un cuento gótico, acaba siendo una odisea en pos de un sueño alquímico llena de aventuras, pasión y traiciones.
(de momento)Tapa flexible con solapas
A lo largo de toda la novela, se pone de manifiesto la eterna duda que nos acompaña en la vida. Sopesamos nuestras opciones, todos los días, en una balanza. Nos vemos obligados a elegir y no siempre la respuesta está clara. ¿El bien o el mal? ¿Hechos o fe? ¿Ciencia o magia? ¿Orgullo o perdón? Una dicotomía que puede cambiarnos, paralizarnos o liberarnos. Quizás haya un Frankenstein en cada uno de nosotros. ¿Cuál sería tu opción? Sea cual fuere, este viaje tenebroso por la creación de un mito de la literatura despierta la curiosidad innata que nos mueve a buscar, en las odiseas de otros, las respuestas que necesitamos.