Revista Diario

Del egocentrismo a la socialización pura y dura

Por Belen
Del egocentrismo a la socialización pura y dura
Ayer tocaba en el colegio la primera reunión del curso 2011-12 con los profesores de Educación Infantil. Cada trimestre se realiza una donde nos reúnen a los padres de los tres cursos, y todos ellos nos cuentan el proyecto previsto, los objetivos que pretenden alcanzar, cómo nuestra implicación y colaboración es importante, el momento de desarrollo intelectual, emocional que atraviesan nuestros hijos. Son profesionales muy implicados y dedicados.
Después cada familia, si lo desea, puede tener su reunión particular con el tutor/a de su hijo, además de poder consultar con el resto de profesores (música, inglés, religión,.....).
La reunión fue muy amena, como siempre. Cada día estoy más contenta con el centro elegido. Me hace ver que la educación pública todavía tiene futuro y podemos salvarla.
Hoy me quiero centrar en un tema del que habló uno de los profesores, refiriéndose al desarrollo emocional e intelectual de nuestros hijos. Las diferencias entre los 3 y los 4 años.
Característica primordial de los 3 años: el egocentrismo. Esto no quiere decir que los niños no jueguen entre ellos, pero a esta edad se centran en su individualidad. Algunos niños aceptan mejor que otros el juego colaborativo, pero si prefieren jugar solos, o les cuesta más relacionarse, no es algo anormal. A medida que el primer curso de infantil avanza y se van acercando a los 4 años todo cambia, maduran, y se nota.
Característica fundamental a los 4 años: el descubrimiento de la vida social. A partir de cierto momento solo importa el juego con iguales, la pandilla, los juegos simbólicos, todos juntos. Aparecen los mejores amigos, las rivalidades, las novietas o novietes,...., la vida social impera sobre todo lo demás.
¿Y cómo se llega a esto?, simplemente esperando y dejando que nuestros hijos maduren. El tiempo nos va dando todo esto que comento.
Para muestra mi hijo. Hasta no hace mucho tiempo no ha sido un crío excesivamente sociable. De hecho, aún hoy no acepta jugar con cualquiera en cualquier sitio, es un poco exigente, esa es la verdad. No hace tanto tiempo bajábamos al parque y prefería jugar con su padre o conmigo, o con ambos, antes de irse con los demás niños. Pero de repente nos dimos cuenta que llegábamos a un parque, o algún sitio donde hubiera más niños y buscaba el juego, buscaba a sus iguales para poder jugar.
Con el inicio del curso todo esto se ha potenciado. El reencuentro con sus compañeros del alma, amigos ya inseparables, ha fomentado estas relaciones especiales. La pandilla, el sentirse miembro de un grupo.
Mientras el profesor hablaba yo iba visualizando a mi hijo, cómo ha ido creciendo y evolucionando. Cuando llegamos al colegio mami ya no existe, se va con los amigos a corretear y jugar hasta que suena el timbre. Cuando voy a recogerle, tras el primer abrazo y beso, busca a sus amigos con la vista para preguntar si irán al parque, y entonces todos se cogen de la mano y suben la calle juntos.
Es una cuestión de tiempo, el tránsito de los 3 a los 4 años trae muchos cambios a la vida de nuestros hijos: socialización, la individualidad dando paso al grupo, la necesidad del juego con iguales, un acercamiento a la independencia.
Y todo ello se hace de modo natural, no es necesario que los padres nos empeñemos o les forcemos. ¿Qué he hecho para que mi hijo llegue a este punto?. ¡Nada!. Ayer escuchando a este estupendo profesor, sus explicaciones, me daba cuenta de que todo esto que contaba lo había visto en mi hijo. Esta evolución había sucedido casi sin darme cuenta.

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