-Yo tengo una idea mejor. Vamos a ponerle "Tía Vicenta". -¿Y por qué "Tía Vicenta"? -En honor de mi tía Cora. -¿En qué año se empezó a publicar Tía Vicenta? -En 1957. -¿Cuándo la cerraron? -En 1966. La cerró Onganía. Pero me hizo un bien: fue muy comentado ese cierre. A los dos años me dieron en Estados Unidos el premio Moores-Cabot. Casualmente yo, a Onganía, que usaba un bigotazo, solía dibujarlo como una morsa. Cuando me dieron ese premio, yo le decía el premio Morsa-Cabot. (…) La revista era semanal y aparecía los miércoles. El número uno debió salir un día martes -exactamente un martes 13-, pero hubo un desperfecto en la máquina de modo que corrimos un día la fecha de aparición, explicando la demora con una faja que decía: Nos acobardamos porque era martes 13. La tirada fue de 50 mil ejemplares, que se agotaron. (…) -¿Usted le puso el sobrenombre de "morsa" a Onganía? -No. Se lo decían sus íntimos. Al que le puse "La Tortuga" fue a Illia, al que apreciaba mucho y del que era muy amigo. Se lo puse por su modo de ser, calmo, por lo arrugadito (...) yo decía que era arrugadito porque había nacido en Pergamino. Tomaba té de peperina. Se le hacían bromas por cosas así. Era un hombre digno. A Alsogaray le puse "El Chanchito". (…) Pero en esa época había unos rematadores muy conocidos que se llamaban Onganía y Bonifazi. Cuando yo lo quería nombrar a Onganía ponía "el General Bonifazi". (…) Como algunos amigos me habían comentado que en determinados círculos a Onganía lo apodaban el morso o la morsa por sus ostensibles bigotes, siguiendo esta tradición argentina de identificar a los políticos con animales, dibujé en la tapa del siguiente número a dos morsas conversando. Una le decía a la otra: parece que al fin tenemos un buen gobierno. El lunes por al mañana me llamaron para decirme que había un problema gravísimo. Fui a la editorial y allí me informaron que Onganía tenía intenciones de cerrar Tía Vicenta y que el ministro del Interior quería tener una reunión conmigo. Acompañado por el director del diario y el presidente y el vicepresidente de Haynes fui al ministerio, allí Martínez Paz inició la reunión diciendo: "Existe un problema. Al Presidente no le gusta Tía Vicenta". "¡Ah!, yo creía que el problema era más grave -respondí-. Porque si al Presidente no le gusta, que no la compre". (…) Yo sabía muy bien que Onganía se dejaba semejante bigote para cubrirse la cicatriz de un taco que recibió jugando al polo. Si bien creo ser una persona muy poco agresiva, el inconsciente es traicionero, y en cierto momento de la entrevista, cuando el periodista sostuvo que yo lo dibujaba a Onganía como una morsa para poner aún más en evidencia un supuesto defecto físico, contesté indignado: "¡De ninguna manera! Onganía no es leporino. Lo que pasa es que una vez jugando al polo, vino un bocha con tal mala suerte que le pegó en el labio leporino". Por supuesto que el video no salió al aire. (…) Al morir Tía Vicenta moría para mí la década de oro de humor político...
Revista Comunicación
Del especial de Landrú, que “Super Chatarra Special” publ...
Publicado el 15 agosto 2012 por Libretachatarra
Del especial de Landrú, que “Super Chatarra Special” publicó en febrero de 2003 (http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/febrero2003/NUEVO0203.htm), seleccionamos el episodio final de la revista de humor político más célebre de la historia argentina, el cierre por la dictadura de Onganía, en palabras del propio Landrú.