Ya
tenemos a D. Florentino en la pista
haciendo juegos malabares para seguir cebando la bomba de la ilusión de los
alicaídos forofos madridistas. En lo del nada por aquí y nada por allá es un
artista el tío. Se ha colocado en la cabeza el bombín donde previamente enseñó
la ‘cabecica’ de su antiguo valido, Mourinho, con dos orejitas tan rojas como
monas, por cierto; y enseguida se lo quitará para que aparezca el nuevo
inquilino del banquillo blanco.
“¡Et,
voila!”, dirá enseguida con todo el boato que acostumbra y los focos centrados
en él, y el respetable prorrumpirá en aplausos maravillado ante su portentosa
magia. Todo ello con el dinero del Madrid, claro.
Se
trata de superar su enésimo fracaso deportivo como presidente e iniciar una
nueva era de ‘florentinismo’ agudo. Ya publicamos los datos que demostraban que
es el peor presidente en cuanto a resultados deportivos de la centenaria
historia blanca, y eso sin ponerlos en relación al gasto, pues en tal caso
serían catastróficos; y también hemos reiterado que, sin embargo, es tan listo
el tío que a la vez es el mandatario de mayor aceptación popular por parte del
madridismo más irredento, incluso por delante de D. Santiago, a quien llegaron a zarandear dentro de su coche
entrando al estadio; pero el otro día en Valdebebas ya empezó a escuchar la
primera música de viento. La única capaz
de desalojarle del Bernabéu.
Con
el cambio de estatutos, hechos a su medida por él mismo, de allí no lo saca
nadie como no sean los propios socios y aficionados blancos con una gran
pañolada y los pitos correspondientes. Y todo se andará, aunque no creo que su
portentosa soberbia dé lugar a ello; se iría antes. Cuando en su primera etapa
hubo un amago de ello tras la derrota en Mallorca y de haber llovido antes
demasiadas lunas aciagas con un baile de entrenadores impropio de tan magno
club, Pérez cogió las de Villadiego antes que la cosa fuera a mayores. Y en
esta segunda etapa hará lo mismo en cuanto se le vuelva a torcer el carro si
alguien muy capaz no arregla el gigantesco agujero que el luso narcisista deja
de envenenada herencia tras su luengo y fracasado paseo por la Castellana.
Se
marcha por fin el supuesto mejor técnico del mundo, según Pérez, y vendrá el
siguiente todavía mejor del mundo que también habrá nacido para dirigir al
Madrid, según dirá el mismo mago. Al tiempo.
Y
por Murcia y Cartagena bajan las aguas embravecidas y achocolatadas. De no
mediar milagro mucho me temo que ninguno de los dos equipos titulares
conseguirá sus objetivos. Los granas se lo juegan todo en un envite extremadamente
peligroso por haber dejado los deberes para última hora tras una temporada
decepcionante, marcada por la pésima planificación deportiva, y en el ruedo
albinegro su presidente ha vuelto a pegar un petardo tan imprevisible como
tenebroso echando al entrenador que ya le había cogido el tranquillo a la
plantilla precisamente cuando se van a jugar los partidos claves en los que no
se trata de jugar bien sino de ganar a toda costa. Lo de este hombre es
asombroso. Con el dinero que ha palmado
ya en el fútbol y todavía no ha aprendido que el fútbol hay que dejárselo a los
que entienden de ello interviniendo lo menos posible en fichajes, desfichajes y
demás familia y acudiendo menos aún a oráculos digamos que esotéricos o cuasi.
Así
como lo de los dirigentes del Murcia, quienes no acompañan sus aciertos
deportivos con la seriedad que impusieron, afortunadamente, en los temas
económicos del club. Éstos darán desgraciadamente con sus huesos de nuevo en
Segunda B – ojalá no- y el año que viene reiteraremos la rivalidad regional en
la de bronce porque aquéllos tampoco subirán. Ojalá que sí lo hagan y que los
capitalinos no bajen y sea en la de plata.
Mención
aparte para el UCAM, quien me consta que ya anda planificando la temporada que
viene con la lección de ésta aprendida, como buenos estudiantes, y la intención
de hacer un equipo desde abajo cuidando la cantera para conseguir unas
estructuras deportivas sólidas en las que apoyar su futuro.
Lo extraño y preocupante en este caso es que no puedan usar la Condomina
como feudo para tener también una numerosa afición que les respalde. El
Ayuntamiento debería explicar claramente por qué no; le dedicaremos la atención
debida.