Revista Espiritualidad

Del otro lado del velo

Por Tara


    DEL OTRO LADO DEL VELO   Tanto la vida después de la muerte como las futuras encarnaciones se preparan mientras todavía estamos en el plano físico, en el emocional y en el mental. La calidad de nuestra relación con los demás en los mundos sutiles y en nuestras próximas etapas sobre la Tierra será conforme a la de los contactos que establecemos hoy, mientras estemos encarnados. Por lo tanto, si tenemos la intención de mejorar esa relación, necesitamos hacerlo durante la vida terrena. Es esencial vivir bien el ahora.   Pero si aún en la existencia material quisiéramos perfeccionar la relación con alguien que ya ha desencarnado, no es aconsejable tratar de contactarlo directamente. No debemos atraer, hacia los niveles densos, la atención de los que tienen que continuar su camino del otro lado del velo. Para ese perfeccionamiento, basta con mejorar nuestro propio carácter, ya que a medida que evolucionamos, la humanidad entera, por ser una misma vida, evoluciona. Aunque en menor grado, todos crecen en consciencia, usufructuando del trabajo que hicimos en nosotros mismos.   Quien está desencarnado también puede ser estimulado por nuestro progreso al recibir impulsos por medio de una telepatía natural, no intencional. Hará en s´i mismo las transformaciones que sean posibles, y tendrá para eso toda la ayuda que le corresponda de los planos sutiles de la vida.   Las ayudas de esos niveles sutiles son diversas y efectivas. La principal suele provenir de alguien más evolucionado, que transmite estímulos al núcleo del ser. Otra ayuda viene de la irradiación de energías del grupo de almas al que el ser pertenece. En general, esos grupos son muy antiguos, y sus miembros vienen caminando juntos desde hace millones de años.   Con la actual ampliación de la consciencia por la que pasa el planeta, la humanidad se está tornando más receptiva a esos asuntos. Eso podrá no sólo traerle mayor comprensión sobre la continuidad de la vida de los seres desencarnados, sino también permitir que externamente, sobre la Tierra, un mayor número de grupos de almas funcione como unidades de servicio al Plan Evolutivo.   de “La Muerte sin Miedo y sin Culpa”, de Trigueirinho


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