A LOS HERMOSOS PIES DE HERODÍAS EL TIEMPO ASESINA A STÉPHANE MALLARMÉ
Si la belleza no fuera la muerte… (Mallarmé)
Al igual que el tiempo nunca acaba de construir
una mujer hermosa, pues se demora en sus párpados
esperando la luz de una estrella que no se ha muerto,
trazando el sucesivo palimpsesto de sus caprichos,
tampoco puede acabarse nunca el poema
que habla de una mujer hermosa.
Un lejano día esa mujer conspira
para cercenar la cabeza de un profeta:
Una muchacha, no menos hermosa, ha de danzar,
un rey consentirá al dictado de esa belleza de dos filos,
la hoja de metal cercenará la cabeza del profeta.
Todo eso que ya sucedió aún no puede suceder
mientras Stéphane no acabe el poema donde
una hermosa mujer echa a danzar la muerte,
un rey se deleita con sus dos hermosas,
una cabeza mira de frente a su profeta.
Pero el tiempo, que es como una cuerda de violín herido,
como la red de una araña en la tormenta,
quiere seguir sucediendo, no entiende de poemas,
el tiempo quiere su danza, su cabeza cortada,
y escucha poeta donde decía profeta;
el tiempo se parece a Stéphane, no quiere palabras,
persigue tan sólo la pura y sublime sensación.
El tiempo tiene los tímpanos de polvo
y golpea con su filo el cuello equivocado
y la cabeza de Stéphane cae a los pies de Herodías
como caen los imperios ante la danza del tiempo,
como caen las reinas ante los poemas hermosos.
Pedro Flores del Rosario,
poeta canario