VÍA LÁCTEA
Uno se puede volver camino
y llenarse de piedras, acumular polvo
coleccionar huellas de caminantes que no permanecen
o adornar sus veredas con amapolas y margaritas.
También se puede volver calle
y atravesar corazones enteros llenos de esmog
dejar de sentir deseo
o brillar de neón en la noche para desmentir olvidos
como bailarinas exóticas.
Uno decide si es más avenida o autopista
depende de la velocidad con la que se navegue al abismo
o lo presurosa que sea la llegada al mortuorio destino.
En fin, yo prefiero ser vía láctea, agonizar entre átomos incontables
no entender de rutas ni de bifurcaciones
expandirme sin miramientos entre los designios del universo
y entretejer paso a paso un lugar sobre el que pueda posar
mis brazos y ver más allá, solo eso.
Natalia Jaramillo (1977)
poetisa colombiana