Parafraseando a la RAE, quásar es un pequeño cuerpo celeste con gran luminosidad, se caracteriza, además, por la gran cantidad de radiaciones que emite en todas las frecuencias y es el astro más alejado en el universo.
Bien podríamos estar hablando de los hijos. Porque cuando son concebidos más pequeños no pueden ser. Dos células, una vida. Que vale que hay cosas más pequeñas que las células, pues sí, las hay, pero en mi día a día una célula es ya lo bastante pequeña.
Si hablamos de luminosidad, hay cientos de artículos donde dicen que el embarazo llena de luminosidad la piel, pelo y hasta las uñas de la futura mamá. Pero es que cuando nuestro bebé nace es la cara y hasta el alma lo que se nos llena de esa luz especial que trae consigo la maternidad y que lo irradia todo.
Es el amor que sentimos hacia ellos que se expande a otras áreas de nuestra vida. Yo, desde que soy madre, veo la vida de otra manera. Gracias a mis hijos me he vuelto a parar en el camino a oler las flores y a contar los puntitos de las mariquitas. He vuelto a disfrutar como una niña con la noche de Reyes o la llegada del Ratoncito Pérez.
¿Cómo algo tan pequeño puede inundarlo todo? Pues ahí está, porque cada hijo es un quásar. Cuerpos celestes, mágicos igual que el universo. Un milagro de la vida. Tan ínfimos al principio y a la vez tan grandes en nuestras vidas. Un bebé es algo mágico que, a fuerza de verlo todos los días, nos hemos acostumbrado a su magia. Pero no por ello su llegada y creación no es menos espectacular. Dos células que se unen para crear, nada más y nada menos, que vida.
Y una vez hecho esto, es nuestra propia vida la que cambia, girando alrededor de ellos cual planeta dando vueltas alrededor de su sol, su estrella. Mis hijos son las estrellas que me guían en esta vida, me complementan y me hacen mejor madre, mejor mujer y, sobre todo, mejor persona.
CONTRAS:
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No hay vuelta atrás. Jamás volveré a ver las cosas como cuando tenía una vida sin hijos.
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Mis hijos, ahora pequeños, crecerán y serán hombres hechos y derechos. Pero para mí siempre serán mis pequeños. Cuenta mi padre que mi abuela (su madre) hasta el día en que se murió siempre le llamó “el niño”.
PROS:
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Ya lo he dicho varias veces por aquí, pero me encanta que mis hijos me vuelvan a descubrir el mundo a través de sus ojos.
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Una madre siempre está ahí para sus hijos. Lo que ellos no saben es que ellos también están siempre ahí para sus madres. Sin proponérselo, mis Trastos me dan fuerza, apoyo, amor y valor.
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Por mucho que se alejen de casa (algún día se irán a vivir su propia vida), siempre tendrán un sitio al que volver. Por mucho que sus casa disten de la que ahora es su hogar, siempre estaremos presente los unos en los pensamientos de los otros. No hay amor más fuerte.
Por si aún no visualizáis lo que es un quásar, podéis teclearlo en Google y os aparecerán un montón de imágenes. Y, si no, aquí te dejo una para que te hagas una idea.
Quásar
Fuente
“La maternidad de la A a la Z” es un carnaval de blogs iniciado por Trimadre a los Treinta que consiste en que cada madre participante describa un sentimiento al que ha descubierto un nuevo sentido con la maternidad, o una faceta de su personalidad que desconocía antes de ser madre. El objetivo es crear en red, colaborando unas con otras, un “Diccionario de madres” con el que reírnos, emocionarnos y conocernos un poco más.
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