El color rojo siempre lo hemos asimilado con la pasión, el fuego y la izquierda. A los marmolejeños se nos heló la sangre cuando vimos al traidor jurar su cargo usurpado con una camisita "colorá" que no le pega.
El morado nos recuerda al movimiento feminista y a la franja de la bandera que representó un momento breve pero ilusionante de nuestra historia, que fue truncado con la sangre derramada, otra vez el color rojo, de cientos de miles de los nuestros. Ahora, el color morado sólo nos sirve para constatar que nos las están haciendo pasar "moradas" los que nos desgobiernan aquí y en Madrid.
El color azul lo asimilábamos al cielo y al mar. Ahora lo intentan monopolizar los peperos y en realidad sólo utilizan de su amplia gama el azul mahón de sus desempolvadas camisas.
El rojigüalda de nuestra bandera también lo han corrompido estos patriotas de hojalata que se envuelven en la que consideran su bandera, y mientras tanto defraudan a hacienda, nos roban lo público y se llevan nuestro dinero más allá del solar patrio.
Qué decir de los zoidos, fernández de moya, herreras, montoros, báñez y compañía cuando ponen en escena sus símbolos partidarios y malusan la bandera andaluza, cuando en realidad reniegan de nuestra tierra y son correas de transmisión de los que la siguen esquilmando, denigrando y negándonos el pan y la sal.
El verde nos lleva al campo, a la hierba, al olivar y en algunos casos, a la esperanza. Algunos utilizan en el nombre de su partido este color para intentar darnos la sensación de que están cerca del ecologismo, entendido éste como crear un mundo más vivible. Si vemos los que usan estas siglas en Marmolejo, nos damos cuenta de que crean un paisaje insufrible que se está quedando en el marrón, y que como dirían los viejos, la cosa está pasando de "castaño oscuro".
El gris siempre ha sido un color difícil, que algunos lo identifican con la tristeza, otros con la contaminación y a nosotros personalmente sólo nos gusta el gris de Goya (este sí pintor de corte con talento). También en Marmolejo lo asimilamos últimamente al color de algunos malasombras que pululan por nuestras calles y no han traído nada más que desgracias, por muy poco que levanten de la acera.
El naranja nos evoca un polo de verano, un zumo de buena mañana o a un humeante puré de zanahoria. Aquí, últimamente, nos lo quieren vender como una camiseta vestida, en algunos casos, por gente con buena disposición pero que, en realidad, son utilizados por aquellos que creen que pueden ser manipuladores de elementos, o para disfrazar la falta de oportunidades que han creado al asesinar nuestro programa de Empleo Juvenil.
Para hablar del negro, seremos breves. Algunos dicen que es un color elegante, que adelgaza, que es símbolo de productos exclusivos. En Marmolejo, sencillamente, es un color de luto que define a estos nuevos que han okupado nuestro Ayuntamiento y están enterrando a Marmolejo.
¿Y el blanco? ¡Dios mío, el blanco! ¿Y ahora qué decimos del blanco? El color de la limpieza, de sábana movida por la brisa en la azotea de nuestras casas, el color que simboliza la paz, que inlcuso ha servido para parar las guerras.
No sabemos si se habrán dado cuenta del detalle:
- Secretaria: la BLANCO.
- Asesor de no sabemos qué: el BLANCO.
- Denunciante Torrecillas: el BLANQUITO.
Sentimos, queridos lectores, aguaros la fiesta. Sabíamos que además de tener claro la mayoría los códigos de conducta, también teníais claro lo que simbolizaban los colores y qué es lo que os evocaban. A partir de ahora, lo tendréis difícil, y del blanco, mejor no hablamos.