Qué trabajito nos cuesta muchas veces elegir tela a la hora de tapizar algo... Que si esta tiene una flor que no me gusta, que si ese no es el verde que yo quiero, que si ese estampado va terminar cansando... Ni sabéis la de vueltas que dimos para forrar la silla de abajo, hasta que el flechazo llegó en forma de ojito de perdiz...Un estampado clásico, como el que más, a la hora de vestir, pero algo inesperado en decoración. Géneros más propios de la confección, como el Tweed, la espiguilla, la raya diplomática, o el príncipe de Gales, se han incorporado a nuestros hogares, aportando un toque atemporal y elegante que, si queremos, podemos actualizar con color y complementos. Así lo hemos hecho con nuestro pied de poulé, al que hemos restado sobriedad con el estilo afrancesado de la silla y el cojín bordado de flores en el respaldo. Veréis que tenemos tela de sobra; otras sillas de estética diferente esperan en el taller, perdón, en la sastrería...
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¿Qué os parece esta propuesta? ¿Os animaríais con ella?