Revista Infancia
Que el tabaco es malo todos lo sabemos. Fui fumador muchos años y me costó lo mío dejarlo porque es una de las peores adicciones. La industria promovió el negocio del vaporeo (mejor que vapeo) pero ha durado poco. La miríada de tiendas que se abrieron como setas para la venta de cartuchos se están cerrando; el vaporeo es dañino. Desde hace un tiempo está progresando el fumar en pipa de agua especialmente entre los jóvenes y, según parece, entre los de mejor nivel socio-económico.
Este crecimiento se debe en gran parte a cuatro mitos sobre de su consumo: que es menos nocivo que los pitillos, que el agua que forma parte de su mecanismo filtra las sustancias nocivas, que es menos irritante para la garganta y el tracto respiratorio y que el tabaco está hecho de frutas —normalmente están aromatizados con esencias frutales- y por ello es una opción sana. Ninguno es cierto y, además, al ser una práctica eminentemente social, lo normal es que varias personas se pasen la pipa de boca en boca aspirando de la misma boquilla. Eso supone un riesgo añadido, la transmisión de enfermedades infecciosas.
No tenía ni idea de lo complicado que es usar una pipa de agua y el espacio que necesita. Definitivamente, no vale la pena.