Imagen del MySpace del grupo
Delafé y las Flores Azules dieron un animado concierto en el Auditorio Miguel Delibes el sábado día 4 de marzo en una de sus últimas paradas dentro de su gira nacional antes de tomarse un descanso indefinido. Química, esfuerzo y muchas ganas de hacer pasar un buen rato conquistaron a los más de doscientos asistentes y vencieron a los continuos fallos técnicos producidos en la sala.
Un nuevo texto que nos brinda Alberto Salazar.
En las aulas, tanto de colegios como de institutos e universidades, siempre han destacado dos tipos de personalidades: la del chaval con talento que, sin apenas despeinarse, consigue aprobar todo y con buena nota y la del alumno más limitado, que se pasa horas y más horas delante de los libros para muchas veces no llegar a conseguir un cinco en el examen final. En la música también podría aplicarse esta división. Hay muchos artistas con un potencial increíble pero que se limitan a dar lo justo en cada actuación para cumplir con los organizadores del evento. Y luego hay grupos como Delafé que asumen el rol contrario, un conjunto que, si bien musicalmente no llega a lograr los niveles de otras bandas contemporáneas pero que le pone tantas ganas a cada canción que hasta el rockero más cerrado se ve obligado a aplaudir con fuerza las envestidas de estas bestias del escenario.
Pasadas las diez de la noche se apagaron las luces de la sala y Hoy Muero Viernes cumplieron de sobra con su misión de dar hambre musical al público. Los recientes ganadores del concurso de talentos Puro Cuatro demostraron tener un directo muy ameno y bailable, pese a que la acústica del lugar no era la idónea para los guitarreos agudos y los potentes golpes de bombo. Los problemas técnicos hicieron que tuvieran que retrasarse un poco y por ello se vieron obligados a acabar el bolo sin poder ofrecer todas las canciones que tenían preparadas.
Tras un breve parón subieron al escenario los siete componentes de Delafé y las Flores Azules y desde el primer instante dieron muestra de que son un grupo que gana mucho en directo, sin los arreglos, remasterizaciones y demás edulcorantes que añaden las compañías discográficas a las grabaciones para que todo sea carne de cañón de los 40 Principales. Oscar D´aniello, el cantante del grupo, no paró en ningún momento de dar saltos y de animar a un público que empezó bastante estático pero que acabó el concierto bailando y tratando de seguir el ritmo al bautizado como “hombre de goma”. Helena Miquel dio muestra de su preciosa voz y mención especial merecen también las Trompetas de la Muerte, dos componentes de la banda encargados de los acompañamientos con distintos instrumentos y que consiguieron con sus muecas y coreografías que fuera difícil apartar la vista de ellos.
Los catalanes dieron comienzo con “Rio por no llorar” de su último trabajo, a la que siguió “desde el este”, de su etapa anterior. A lo largo de la noche fueron intercalando canciones nuevas con temas de cuando aún eran conocidos como Facto Delafé y las Flores Azules; sin duda estas canciones fueron las que más aceptación tuvieron por parte de los asistentes. La química entre los dos cantantes es brutal y en canciones como “La Juani” o la facilona “La Primavera” hicieron muestras de su gran compenetración con un toque sutil de erotismo.
El sentido del humor que tan bien viene a los grupos para acercarse a los de debajo del escenario es otro de sus fuertes: tanto a la hora de interactuar con el público pidiendo que respondan a sus frases como a la hora de hacer frente a los continuos problemas técnicos) demostraron su veteranía. Incluso cuando la cantante se coló a la hora de empezar a cantar “Mar, el poder del mar” fueron capaces de salir del apuro con simpatía y profesionalidad. “Espíritu santo” y “1984”, pese a ser de las canciones más nuevas, destacaron como unas de las más coreadas de la noche, especialmente la última que, como recordó D´aniello, tiene una dedicatoria especial para Georgie Dann y sus canciones pre fabricadas para los cerebros derretidos del verano.
Con algún que otro detalle original (como cantar sobre una base creada en el momento) se despidió Delafé con “Enero en la playa” y “Solo palabras”, durante las cuales el confeti inundó las primeras filas. Durante toda la velada los catalanes demostraron que son un grupo que busca huir de la etiqueta de banda alternativa al uso, tanto por su estilo más cercano al hip hop que al pop como por la temática de sus canciones. En definitiva, el del sábado 3 de marzo fue un concierto más que notable especialmente cuando uno está acostumbrado a padecer a músicos de enorme talento a los que cuesta dios y ayuda sacar del guion establecido.
Doc Pastor
Hace tiempo inicié Ruta 42 (@ruta42 en Twitter), una gaceta para la que dedico la mayor parte de mis escritos y fotografías. También colaboro actualmente con el periódico AQUÍ en Valladolid y en la revista LaRAÑA de Sevilla. Cuando no estoy por aquí es que estoy jugando con mi perrito (se llama Loki).
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