
En ocasiones, un pequeño detalle vital puede servir (si los ojos que lo contemplan son inteligentes y sensibles) para ofrecer una imagen significativa del talante de una persona. Esa técnica vertebradora es la que maneja Jesús Marchamalo en su reciente libro Delibes en bicicleta (publicado por Nórdica e ilustrado por Antonio Santos) para acercarnos hasta la figura del narrador vallisoletano, tan querido como admirable, tan austero como inmortal. Y el objeto elegido, como el mismo título del volumen declara, es una bicicleta. La bicicleta con la que el temeroso niño Miguel aprendió a moverse sobre dos ruedas; la bicicleta con la que recorrió cien kilómetros para ver a su novia; la bicicleta que usan sus descendientes para recordar al gran patriarca familiar a través de paseos constantes.
Un genio en bicicleta (llámese Albert Einstein, León Tolstoi o Sylvia Plath) es un ser humano dejándose acariciar por el viento y haciendo gala de su sencillez. Posiblemente por eso resulte una imagen tan adecuada para representar a Miguel Delibes, cazador a rabo, andariego impenitente y magnífico escritor.
Un delicado homenaje que se lee con una sonrisa en los labios.