Chipre es una demostración más, pero esta vez descomunal, de que la U.E. está manejada por idiotas perdidos.
Por si a alguien se le ha olvidado la historia reciente de Chipre, y porque mi amigo Dani no había ni nacido cuando ocurrieron los hechos importantes, voy a recordarla. Los conflictos y la separación de la isla de Chipre en dos estados la viví relativamente de cerca porque entonces era cuando me pateaba la zona oriental del Mediterráneo y por esas cosas de la política internacional, cuando en Chipre el conflicto se calentaba, aumentaba la tensión en Oriente Medio.
Aunque el conflicto estalló poco antes de 1970, como ocurre casi siempre el problema venía de bastante lejos. Chipre formaba parte del Imperio Otomano, con una población en parte griega y en parte turca en proporciones variables pero siempre de mayoría griega difícil de estimar por el mucho trasiego de población con las dos metrópolis griega y turca. En la segunda mitad del siglo XIX se inició Enosis, un movimiento muy agresivo que pretendía la total integración de Chipre en Grecia. Se puede decir que en el territorio pequeño y limitado de la isla, en Chipre se dieron el mismo tipo de problemas que en la antigua Yugoslavia, derivados de ser frontera europea entre cristianos y musulmanes.
En 1960 Chipre obtuvo la independencia del Reino Unido y después de unos primeros años tranquilos se inició de nuevo el movimiento de unión con Grecia que provocó muy violentos enfrentamientos entre las dos comunidades. Finalmente en 1974 después de un golpe de estado greco-chipriota apoyado por grupos paramilitares mandados a la isla por la dictadura griega de los coroneles, los turcos invadieron Chipre con su ejército regular y ocuparon el norte de la isla. El país quedó partido en dos, el que conocemos como Chipre y la República Turca del Norte de Chipre. Por cierto, en este caso, en lo que a la opinión pública internacional se refiere, ocurre lo mismo que entre Israel y Palestina, los que han iniciado todos los conflictos son los grecochipriotas, pero los agresores oficiales son los turcos, probablemente porque, como en el caso de Israel, siempre han respondido a las agresiones con mucha dureza, con frecuencia excesiva.
Chipre (el lado griego) ingresó en la U.E. en el año 2004 y en la Eurozona en 2008. No satisfechos con el grave error de admitir en la U.E. un país partido en dos y en conflicto permanente, por presiones griegas y chipriotas la U.E. consideró a toda la isla como territorio de la U.E. y la zona de la República del Norte como territorio ocupado militarmente por Turquía. Gracias, entre otras cosas, a que no se alcanzó acuerdo alguno para superar esta condición, y afortunadamente para ellos, Turquía se libró de ser miembro de la U.E.
A pesar de que la crisis de sus vecinos reduce su volumen de negocio, me imagino que los turcochipriotas deben estar desternillándose de risa. Los buenos chicos griegos a los que todo el mundo apreciaba hasta el extremo de haberles dejado hacer lo que querían en la U.E. y en la Eurozona están quebrados, mientras los malos de la película, a los que se les negó la entrada en el paraíso de la U.E., forman parte de una de las economías emergentes. Solo las carcajadas turcas, cargadas de razón, son motivo más que suficiente para mandar a la U.E. a paseo.
Los rescates de Grecia y Chipre tienen características muy parecidas. En ambos casos se llegó al desastre porque la U.E. les dejó hacer lo que les dio la gana, y a pesar de ello y de que la U.E. tiene al menos responsabilidad compartida, cuando los han rescatado han cometido errores tan garrafales que la solución será mucho más desastrosa y mucho más costosa, para la U.E. y para los ciudadanos de los países rescatados, que haberles dejado caer, pero que en contrapartida es el mal menor para la banca alemana, principal acreedor de los griegos. En el caso de Grecia, antes del 2010, eran más las normas y directivas de la U.E. que incumplían que las que cumplían, y sin embargo recibieron menos sanciones y advertencias que Italia o España, mientras que Chipre era un paraíso fiscal cuando en 2008 incompresiblemente entraron en la Eurozona, a pesar de que desde mucho antes de dicho año sus bancos cometían las mismas barbaridades que los de Islandia.
Creo que los europeos del sur deberíamos marcar como malditas las fechas del 27 de Febrero de 1953 en que se firmó el acuerdo por el que toda Europa prestó una excepcional ayuda a Alemania para cancelar sus deudas de guerra, y otra que desconozco de 1990 en que la U.E. dio todo su apoyo, financiero incluido, a la reunificación alemana. Son fechas malditas porque crearon un monstruo que aunque hace bien muchas cosas, está cargado de prepotencia, codicia y estupidez hasta el extremo de imponer soluciones que a la larga no lo son ni para ellos, que ha acabado engulléndonos.
Las consecuencias de los inmensos errores cometidos con Grecia las estamos pagando desde hace tiempo y las estaremos pagando muchos años más, pero las consecuencias del bodrio chipriota pueden incluso ser peores.
Muchos expertos como Edward Hugh, economista irlandés residente en Catalunya muy crítico con la Eurozona, advierten que los que influyen en los mercados financieros están ya convencidos de la total incapacidad de Frau Merkel y la U.E. para solucionar los problemas causados por la crisis.
Pero a Frau Merkel le importa un bledo, la mayor parte de los depósitos que se cancelan y se cancelarán en el sur de Europa, acabarán en Alemania, a pesar de que sus bancos y cajas no están exentos de problemas, que la Frau se encarga de impedir que la U.E. ni tan solo analice. Como para salir huyendo hacia donde sea.