La citosina arde si le agregas más nitrógeno, de adentro hacia afuera le inflama el fuego alucinógeno, ya apesta a muerte su estera, pues todo espectáculo llega al final, telón estupendo y fatal, soso y asombroso, pasmoso y ominoso.
Su cerebro corrompido haría crecer verdura fresca, perfecta para su ragú de miseria: en su carne setecientas muescas, rellenas de espíritu en julianas. No hay luz a través de las persianas. No hay ventana ni puerta para el borracho anacoreta.Image courtesy of holohololand at FreeDigitalPhotos.net