Diez personas se lanzan al tiempo desde distintas habitaciones del mismo hotel. Uno de los forenses encargados de hacer las autopsias descubre detalles que le impulsan a investigar por su cuenta.
Delito es una novela bien planificada, con una estructura adecuada al género, desde un comienzo impactante y misterioso, hasta un desarrollo clásico, sin sorpresas, en el que se incluyen los giros y sorpresas pertinentes, mayores o menores según lo que se haya leído antes. Y es que el hecho de seguir ciertas normas hace sospechar desde el comienzo que las tres tramas principales tienen que acabar confluyendo, por lógica o por costumbre, en una sola, lo que ayuda a establecer estas relaciones mucho antes de que lo hagan los personajes. Hacia la mitad de la obra la se puede saber qué, quién y por qué, algo que puede resultar frustrante para quien lo deduzca tan temprano.
Redactada en tercera persona y presente, como si eso contribuyera a acercar la narración a sus lectores, alterna los puntos de vista de varios personajes, alguno que otro innecesario en su aporte a la historia, más o menos desarrollados, con algunas características que les hacen destacar.
Santi, el forense, se antoja el verdadero protagonista, acompañado de su alter ego, esa Delito que da título a la novela y que, más allá de su "originalidad" (hay varias novelas actuales con personajes hasta cierto punto similares), no aporta nada a la novela. Santi es lo bastante complejo como para no necesitar el apoyo de una Delito que parece más un adorno que otra cosa. Si se eliminase esa faceta de Santi no cambiaría nada, la obra se mantendría igual.
Entre los demás personajes, Berta, contradictoria, a veces absurda, otras caprichosa, parece actuar según las emociones que la autora necesita que represente en cada momento. Olga, la hermana de Santi, tiene el mismo "problema", y ambas pueden resultar poco agradables en más de una ocasión. Iluminada Mellado (según la autora, basada en su amiga Luz Sánchez-Mellado) es la representación típica y tópica de una periodista capaz de llegar hasta donde haga falta para hacer pública una historia. Chiqui, el necesario joven experto en informática también tiene el comprotamiento habitual en el tipo de personaje que representa en la novela. Todos ellos, y alguno más, hacen que la historia avance poco a poco hasta el ya comentado previsible (por lógico y coherente) final.
En Delito se mencionan distintos temas, desde el suicidio que sucede al comienzo, hasta otros que se van revelando más tarde que pueden dar la apariencia de que la autora pretende hacer algún tipo de crítica o llamar la atención sobre ciertos temas, aunque siempre queda la duda, en estos casos, sobre si de verdad se trata de algún tipo de denuncia, llamada de atención, intento de reflexión o, simplemente, de incluir hechos y situaciones impactantes para impresionar a quien lee.
En resumen, Delito es una novela bien redactada, con varios giros no tan inesperados, personajes que pretenden ser diferentes sin conseguirlo, que, ciertamente, "engancha", y que al final, pese a que pueda parecer difícil en varios momentos, tiene explicación lógica (dentro de lo posible) a todo lo que pasa, mostrando el trabajo de la autora para crear una historia "creíble" en la que casi nada sobra y casi todo tiene sentido y finalidad. Y eso no es fácil. Y además es entretenida.
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