Si te dan a escoger entre pagar impuestos y no pagarlos, la gran mayoría de la gente cogerá -frikis irredentos a parte- la opción de no soltar ni una sola rupia, por mucho que se les intente convencer de que es bueno para la sociedad. Unos por no tener dinero y otros por tener demasiado, el que no escaquea impuestos es porque no puede y, en estos quehaceres, las grandes fortunas tienen sus gabinetes especiales que tienen la mano rota en esconder esos milloncejos que les sobra. Una de las opciones más socorridas entre las grandes corporaciones es la de utilizar empresas ubicadas en paraísos fiscales, donde se pagan pocos impuestos (por no decir ninguno) para, de esta forma, sacar mayor rendimiento al dinero que obtienen -lícito o ilícito, es lo de menos. Podemos llegar a pensar que estos paraísos fiscales son un invento reciente, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, tenemos constancia de este tipo de lugares " duty free" ni más ni menos que desde el siglo II a.C. Es el caso de Delos, una isla en medio del Egeo que los ricos empresarios romanos usaron con fruición para evadir impuestos. Lo más curioso del caso es que fue promovida por la mismísima Roma.
Delos es una pequeña isla de 3,5 km2 perteneciente al archipiélago de las Cícladas, situada a 150 km al sureste de Atenas, en el mar Egeo. Eminentemente desértica y plana (la máxima elevación es de 113 metros sobre el nivel del mar en el monte Cintos) y con tan solo 24 habitantes fijos en 2011, Delos es a día de hoy un islote perdido delante de la turística Mikonos que atrae los visitantes por ser un yacimiento arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. No obstante lo desolado de la isla -la flora autóctona no pasa del tamaño matojo- su historia esconde un pasado impresionante en que medio mundo conocido pasaba por su tranquilo y seguro puerto.
Cuenta la mitología ( ver La mitológica, pero real, historia de los cíclopes fosilizados) que la isla había surgido enganchada al palo del tridente de Poseidón, y que la diosa Leto, que estaba embarazada de Zeus, se escondió en Delos para huir del acoso de Hera, que muerta de celos, pretendía arrebatar al hijo que llevaba en sus entrañas . Al final, le dio esquinazo y en Delos dio a luz a Apolo y a Artemisa, siendo, desde entonces, considerada una isla sagrada y disponiendo de un renombrado templo de Apolo. Templo que hizo que Delos se convirtiera en un centro de peregrinación griego desde mucho antes del siglo VI a.C., situación que le permitía mantenerse económicamente gracias a este trajín turístico-religioso. Sin embargo, a principios del siglo II a.C. los romanos tenían otras ideas para la pequeña isla.
Después de la Segunda Guerra Púnica y la victoria sobre Cartago en el 202 a.C. , Roma inicia un periodo de expansión hacia el Mediterráneo Oriental en que se enfrenta con el reino de Macedonia por el control del Mar Egeo. En esta situación, los griegos, divididos en diversas federaciones, se hallan entre las dos potencias moviéndose a favor de unas u otras según sus intereses. Roma, entonces todavía una república, intenta atraerse las simpatías de los griegos, ofreciendo una especie de protectorado que les asegura su fidelidad, a la vez que las protege de las veleidades macedonias. Y en el 167 a.C., Roma cede la, hasta ese momento independiente, isla de Delos a su aliada Atenas y la declara puerto franco, con toda una serie de ventajas fiscales que convierte a Delos en uno de los puertos más importantes de la zona. Pero... ¿por qué Roma pone el objetivo en una pequeña isla perdida en el Egeo? Por joder. Simple y llanamente.
Dentro de los planes expansivos romanos, el control del Egeo era vital, en tanto que buena parte del comercio entre oriente y occidente se ejercía en los puertos de las islas de este mar. Ello significaba que quien tuviese el control del comercio, tendría el control de la economía y de las riquezas que venían complementarias. Y en aquel momento, los puertos que partían el bacalao eran Corinto y, sobre todo, Rodas (en la isla homónima) la cual podía hacer sombra a Roma gracias a su vitalidad comercial. ¿Y cómo acabar con ellos sin enfrentarse bélicamente? Pon un puerto más barato cerca de ellos y llévate su clientela. Fácil.
Así las cosas, Atenas expulsó a los delianos (no querían eliminar los impuestos de la isla) y repoblaron Delos con atenienses, a la vez que una gran cantidad de mercaderes romanos vinieron a la isla gracias a sus ventajas. Ventajas que permitieron la instalación, a su vez, de numerosos bancos privados, a los que se sumaba una banca pública que gestionaba con criterios mercantiles los beneficios obtenidos con los peregrinos del templo de Apolo. Gracias a todo esto, el puerto empezó a hervir de actividad de todo tipo, proveniente de Egipto, Fenicia o Siria, que hacían sus transacciones en los almacenes de la isla evitando de esta forma toda una serie de gravámenes que habrían tenido que pagar en otros puertos.
Este súbito éxito, gran parte del cual provino del tráfico de esclavos hecho por piratas gracias a la vista gorda de Roma (en principio la piratería estaba prohibida, pero si algo eran los romanos, eran pragmáticos - verUn secuestro, unos piratas y el infinito chulerío de Julio César) hizo que la población de Delos se disparara de unas 6.000 personas a más de 25.000 en muy poco tiempo. La gracia que hizo a Rodas, como puede imaginar fue tremenda, cayendo su volumen de negocio de 1.000.000 de dracmas a 850.000 en solo tres años y, a partir de aquí, al ritmo del 5% anual. No en vano, en el 150 a.C. Rodas cayó en bancarrota. Corinto, por su parte, fue arrasada por Roma en el 146 a.C. (posiblemente por presiones de los mercaderes romanos delienses), la cual cosa dejaba el campo libre a Delos como gran " hub" comercial del Egeo y a los romanos como potencia dominante en la zona. No obstante el paraíso fiscal deliense acabaría abruptamente.
En el 88 a. C., Roma ya controla directamente toda la península balcánica y parte de Anatolia, pero el rey Mitrídates VI del Ponto (un reino ubicado en la orilla este del Mar Negro) se opone con gran pericia a las legiones romanas, hasta el punto de poner en un serio aprieto a los generales Sila, Lúculo y Pompeyo. En una de sus batallas, las tropas de Mitrídates arrasan con Delos, la cual, más chula que ninguna, no estaba ni fortificada. Masacrada la población romana de la isla y saqueada la ciudad, no fue hasta el 84 a.C. cuando volvió al redil romano, y aunque se recuperó un poco, ya no volvió a ser lo mismo. La realidad comercial había cambiado (la extensión de los territorios romanos permitía el comercio directo desde oriente) el clima había secado las fuentes de la isla y, en el 69 a.C., una nueva incursión de piratas mitridatistas, acabaron por arruinar definitivamente el antaño próspero paraíso fiscal de Delos.
En conclusión, la existencia de zonas en los que escaquear impuestos se remonta casi a los orígenes del dinero. No obstante esta realidad histórica, tal vez nos tendríamos que preguntar el porqué de la existencia hoy en día de estos paraísos fiscales, máxime cuando sabemos que en ellos se mueven miles de millones procedentes de negocios ilícitos o fraudulentos que los diferentes estados se aprestan a combatir... al menos ante la opinión pública. Visto que, históricamente, las potencias han hecho y desecho con este tipo de negocios lo que les ha parecido ( ver Moresnet, un pequeño país de apátridas)... ¿hasta qué punto no están jugando con nosotros a pintar como los "malos-malísimos" a estos paraísos fiscales cuando, como hizo Roma con Delos, son simples herramientas políticas de los estados? ¿Hipocresía? ¿Pragmatismo?
Sea lo que sea, vigile su bolsillo; siempre habrá alguien que quiera quitarle su dinero por las buenas o por las malas, y que le prometa el máximo rendimiento.
Y posiblemente siempre sea el mismo.