Somos, como ha dicho Edward Wilson, «una anormalidad ambiental». Las anormalidades no duran eternamente; al final desaparecen. «Es posible que estuviera previsto que otorgar inteligencia a la especie indebida fuera una combinación mortal para la biosfera», sugiere Wilson. «Puede que sea una ley de la evolución que la inteligencia tienda a extinguirse sola». Si no una «ley», tal vez sí una consecuencia habitual.Richard Leakey y Roger Lewin, 1995La sexta extinción: el futuro de la vida y de la humanidad, Tusquets Editores, pág. 153.
Revista Opinión
o por qué, quizá, la vida «inteligente» no abunde en el universo