En un nuevo estudio realizado en Chile, bebés con altos niveles de proteínas de hemoglobina en sangre alimentados con formula fortificada con hierro tuvieron menor rendimiento en test cognitivos y de memoria que aquellos alimentados con fórmula reducida en hierro.
En Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, los autores del estudio escriben que la mayoría de los bebés no mostró daño alguno del desarrollo debido al uso de la fórmula fortificada.
Y a los que comenzaron con bajos niveles de hemoglobina, una molécula rica en hierro de los glóbulos rojos, les fue mejor en el largo plazo si habían recibido el mineral extra.
A pesar de que el bajo rendimiento en los test fue "totalmente inesperado", la autora principal del estudio, doctora Betsy Lozoff, dijo que "ocurrió en una proporción muy pequeña de niños... Sería muy cautelosa al respecto".
La deficiencia de hierro es un problema global de salud pública y puede retrasar el desarrollo cerebral de los niños.
"Lo último que desearía es que los padres no les den hierro a sus bebés", dijo Lozoff, de la University of Michigan, en Ann Arbor.
En Estados Unidos, a los bebés se les debe realizar un análisis de sangre para medir el nivel de hierro en el primer año de vida y detectar toda deficiencia del mineral.
A partir de los nuevos resultados, otros expertos en nutrición sostienen que si ese nivel es más alto que el valor considerado normal, los padres que utilizan fórmula deberían optar por un producto con algo de hierro, pero no demasiado.
"En general, los padres piensan 'Fortificación, eso es bueno'", dijo Chessa Lutter, asesora regional en alimentación y nutrición de la Organización Panamericana de la Salud, que integra la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los resultados surgen de un estudio realizado en Santiago de Chile entre 1991 y 1994, en el que los autores analizaron los niveles de hemoglobina de bebés de 6 meses de edad. Los que no estaban anémicos recibieron al azar fórmula con bajo contenido de hierro o rica en hierro hasta el año de vida.
La formula rica en hierro contenía 12,7 mg del mineral por litro, que es casi la misma proporción del producto fortificado con hierro que se comercializa en Estados Unidos (en Europa, la fórmula contiene apenas la mitad).
Una década más tarde, el equipo de Lozoff reunió a 473 niños de los 835 bebés originales para hacerles una serie de test cognitivos, de coordinación y de memoria.
En general, los niños que habían sido alimentados con hierro extra tuvieron un rendimiento levemente más bajo que el otro grupo, incluidos los test de coordinación mano-ojos y razonamiento espacial.
Cuando el equipo dividió a los niños según el nivel de hemoglobina previo a recibir la formula, halló que el hierro extra había actuado como refuerzo en los niños con niveles inicialmente bajos de la proteína de los glóbulos rojos, pero estuvo asociado con un menor rendimiento cognitivo en los niños que inicialmente tenían gran cantidad de hemoglobina en el organismo.
Por ejemplo: en los niños que habían nacido con altos niveles de hemoglobina, el coeficiente intelectual promedio a los 10 años fue de 83 puntos en el grupo alimentado con fórmula fortificada, comparado con 95 puntos en el grupo alimentado con fórmula con bajo contenido de hierro.
El equipo advierte que los resultados parten de una pequeña cantidad de niños (entre 11 y 13 en cada grupo) y que la mayoría de los bebés estudiados tenían niveles normales o bajos de hemoglobina.
"Quizás hay algo en estos niños que les confiere estos altos nivele de hemoglobina", dijo el doctor Michael Georgieff, de la University of Minnesota, en Minneapolis, y que colaboró con los autores del estudio, pero no participó de la investigación.
Otra explicación sería que "habría algo tóxico en el consumo de altos niveles de hierro".
¿QUE DEBERIAN HACER LOS PADRES?
Georgieff señaló que dado el tamaño de la muestra y que los resultados de los test a los 10 años de edad no fueron el objetivo inicial del estudio, deberían hacerse más estudios antes de sacar conclusiones sobre los posibles efectos adversos del exceso de hierro en la dieta de los bebés.
Por ahora, les recomendó a los padres conversar con el pediatra sobre el nivel de hierro del bebé. Y si ya no lo alimentan con lactancia materna exclusiva, deberían tratar de determinar cuál sería el mejor tipo de fórmula.
Por otro lado, Lozoff señaló que "sería muy prematuro" preocuparse por la cantidad de hierro que ingiere un bebé sólo a partir de estos resultados.
FUENTE: Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, online 7 de noviembre del 2011
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