Revista Cultura y Ocio

Demasiado mayor – @DonCorleoneLaws

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

Lo lamento, pero es que llegas muy tarde.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que las vías muertas no son caminos que lleven a ninguna parte, y yo soy más de transitar por senderos que me desplacen mientras admiro relajadamente el paisaje. Para lo poco que viajo me gusta hacerlo disfrutando.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que no se puede sacar agua de pozos que están agotados, ni sirve de nada pegarse cabezazos contra muros que no se abrirán porque lo que realmente se abre son las puertas y las ventanas. Por ellas entran el aire y la luz.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que no me valen las medianerías: que un amigo está para todo y no sólo para una parte; que un amor debe ser sincero, noble y comprensivo; que las palabras huecas jamás te llenarán tanto el espíritu como un beso arrebatador.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que el destino lo fabricamos con nuestras propias manos, poco a poco, tomando decisiones que a veces son muy duras pero que nos permiten llenarnos de impulso para seguir avanzando. Los errores están para aprender de ellos.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que la fe se ha de tener en aquello que sirve para justificar la existencia más allá de la propia comprensión, pero que no se puede depositar en cualquier persona, porque los humanos son tan volátiles como los gases nobles y tan peligrosos como tirarse al vacío sin red debajo.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que la mayor belleza de la vida reside en las cosas pequeñas e inesperadas: en las puestas de sol, en los abrazos, en los “aquí te pillo y aquí te mato” con tu gente, en una llamada picante con la que no contabas, en las miradas, en el cielo azul de la primavera, en los cariños espontáneos de los niños, en un mensaje a deshoras, en las manos que se buscan con ternura, en saborear la comida, en un viejo disco de música, en una siesta que acaba en fiesta o en ver esa película en el cine que se te antojaba.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que no se puede ayudar a quien no se deja ayudar; que por más veces que intentes razonar, no se puede hacer contra una nube o una flor que tan sólo te devuelven su hermosura y que, además de frágiles y sordas, son perecederas.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que somos capaces de lo mejor y de lo peor, y que la mayor fuente de decepciones personales procede de nosotros mismos porque desnudamos el alma con demasiada facilidad, depositando tan altas expectativas en los demás que, por buenos que resulten ser, no pueden superarlas.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que por obligación no se obtiene nada bueno. Debes desear hacerlo, debes tener ganas de buscarlo, debes poner todo lo que tienes para conseguirlo porque la obligación le resta veracidad, pureza y corazón a todas nuestras acciones.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que las órdenes y prohibiciones no son buenas ni para quien las formula ni para quien las recibe, porque van en contra de la propia naturaleza humana. Necesitamos sumar, no restar. Ya se encarga la vida de ir restando sin preguntarnos.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que es mejor no estar donde no se nos quiere, no tratar con quien no nos respeta y no contestar a todo, porque no todo precisa respuesta ni tiene explicación posible. Hay silencios que valen oro molido.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que necesitamos nuestros tiempos y nuestros espacios, y que deben respetarse como si de fronteras se trataran, porque cualquier tipo de internamiento no permitido es susceptible de ser considerado como una invasión indeseada y podría acabar en agresión o conflicto internacional de intereses.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que la piel entiende razones que la cabeza no acierta a comprender, y que en ocasiones, hay que aislarse de nuestro jodido racionalismo para dejarse llevar más por las sensaciones que la dermis nos marca y nos transmite. La piel nos lleva al amor verdadero.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que el orgullo y la dignidad son cosas parecidas pero diferentes, y que hay que tenerlos en su justa medida para que los demás no se adueñen de esa ternura especial que toda persona atesora en su interior. No debemos dejar que nadie los mine, pero tenemos que procurar no endiosarlos nosotros mismos porque nos carcomerían por dentro.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que a las personas con sensibilidad nos malinterpretan como débiles, y que hay muy poco que hacer o decir contra eso. Quizás sea el motivo por el que no me importan absolutamente nada las percepciones externas de quienes no están capacitados para saber apreciar un detalle, un gesto o una palabra sincera.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que no me vale todo y que no me sirve cualquiera, por eso me disculpo contigo: sin duda te has equivocado de persona. Has llegado a mí muy tarde y apenas me quedan ingenuidades para que intentes joderme. Prueba con otro. Me has pillado demasiado mayor…

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