Revista Economía

Demasiado nazi suelto

Publicado el 05 mayo 2013 por Torrens

Otra de esas semanas en que lo lógico sería empezar a correr y no parar hasta asegurarse de que se ha dejado este país bien atrás.

Después de una larga lista de demostraciones palpables de que nuestro gobierno no se aclara y miente hasta el extremo que, al menos yo, estoy desarrollando la costumbre de entender lo opuesto a lo que dicen, y de tener a un Presidente cuya mayor obsesión es encontrar una piedra o un árbol grandes que tapen lo suficiente como para que no se le vea, que se le ensucian los calzoncillos solo de pensar en enfrentarse a Frau Merkel y por eso se esconde detrás de Hollande, Monti y ahora Letta para hacerlo, hemos recibido el impacto de varias perlas de tamaño extra grande:

Con el fallo sobre el caso de Eufemiano Fuentes, el médico que se dedicaba a cargar ilegalmente las pilas de deportistas, nuestra Justicia ha demostrado una vez más que está para el desguace. La juez Patricia Santamaría no solo emite un fallo ridículo, además ordena la destrucción de la principal prueba, las bolsas de plasma sanguíneo, cuando habría sido suficiente con no considerarlas al tomar su decisión. Tal como me viene ocurriendo con cierta frecuencia y desde hace tiempo en relación con la Justicia de este país, la única pregunta que se me ocurre es cuanto ha cobrado la juez Santamaría.

El Sr. Alfredo Sáenz, Consejero Delegado del Banco Santander se ha dignado hacerle un favor al Banco de España, al Gobierno y a la Justicia, presentando su dimisión, y por haber tenido la hombría, honestidad y patriotismo que supone tal renuncia se va a su casa con 88 millones de Euros, muy poco menos de un uno por mil de las ayudas de la U.E. a la banca española que acabaremos pagando de nuestro bolsillo. Si hay alguien que todavía no tiene claro que este país está a las órdenes del Sr. Botín y cuatro tipos más del mismo estilo es que necesita un psiquiatra. Se chotean de nosotros, nos toman por descerebrados y las cobayas del peor laboratorio de investigación están mejor consideradas que los ciudadanos de este país.

Algunos comentaristas han intentado quitar leña a tanta desvergüenza en base a que en su opinión la gestión del Sr. Sáez en el Santander ha sido excelente. Es decir, a partir de hoy lo primero que tienen que hacer los grandes criminales y estafadores para evitar la justicia es demostrar un excelente nivel en cualquier profesión y de esta forma en vez de encerrarlos en prisión, años después de haber cometido sus delitos, dedicados a practicar su profesión, los mandarán a su casa jubilados, totalmente libres y con un montón de millones. En mi vida he conocido banqueros que son excelentísimos gestores de entidades financieras, como mi ex-jefe Isidre Faine o mi amigo Carles Tusquets, pero a ninguno de ellos se le ocurriría hacer algo similar a los delitos del Sr. Sáez, y en el muy hipotético caso que lo hiciesen no creo que tuviesen ninguna esperanza que finalmente no solo no serían condenados sino que les pagarían un pastón en medio de los aplausos de la maldita Oligarquía.

Este Sr. Sáenz  después de practicar un chantaje puro y duro con varios empresarios de Barcelona hasta meterlos unos días en la cárcel (conozco bastante bien el caso porque uno de los empresarios fue Pedro Olabarría, mi antiguo jefe en Motor Ibérica), en colaboración con otro delincuente especialista en el método del chantaje, Pascual Estivill, que llegó a Juez y miembro del Consejo General del Poder Judicial, obtuvo primero un fallo que era un insulto a la moralidad y la decencia, después fue indultado de los pequeños restos de culpabilidad y condena que le quedaban para poder seguir ocupando su cargo, y finalmente cuando la cosa ya es insostenible, y han pasado años y años desde que se cometió el increíble delito se manda al delincuente a su casa bien forrado, aparte que está por ver si realmente se irá a su casa. En los barcos pirata de los siglos XVI al XVIII la Justicia funcionaba muchísimo mejor, aunque también es cierto que los piratas eran bastante más honestos que algunos oligarcas españoles. Si el Sr. Sáenz hubiese cometido sus fechorías en un país civilizado y mínimamente decente, probablemente esta semana también se habría ido a su casa, pero sin un duro y desde la cárcel después de que le soltaran.

La última perla, y la peor, se refiere a un grupo de locos de atar, TeleMadrid. Esta emisora, que ya ha practicado la catalanofobia en casos sonados emitió esta semana un reportaje titulado “La imposición y perversión del lenguaje” de una tal Cristina Ortega, en que, con la excusa de referirse a casos históricos de perversión, manipulación y tergiversación de la realidad mediante el lenguaje público metían en el mismo saco a nazis, estalinistas, a los propios Hitler y Stalin, a los encapuchados de ETA y al President Artur Mas, a la Generalitat, a Oriol Jonqueras y Alfred Bosch de ERC.

Ante el alud de críticas, que solo se han producido en Catalunya, la Sra. Ortega lo ha arreglado diciendo que los que le exigen disculpas son los que tergiversan porque ella solo pretendía hablar de las grandes manipulaciones históricas de la realidad política, y todo el mundo sabe que Catalunya es un gran ejemplo de dicho engaño, porque aquí se habla de “aparato militar de ETA” en vez de “pistoleros de ETA”, de “consulta” en vez de “ruptura”, y de “normalización lingüística” en vez de “imposición del catalán”. A ver si los que vivimos en Catalunya estamos más atentos, porque eso de referirse a ETA tal como se ha hecho siempre desde que en la época de la dictadura los responsables de Orden Público se inventaron el término, está muy feo, y no digamos decir consulta en vez de ruptura cuando se pide votar, o hablar de normalización lingüística para referirse a un sistema educativo que no tenía problema alguno hasta que con su sagacidad habitual lo descubrieron las huestes de Isabel la Católica y aunque el Parlamento Europeo votó favorablemente el 24 de marzo del 2009 un informe de la comisión de Cultura y Educación de la Eurocámara, presidida por la conservadora alemana Dorios Pack, que define el sistema como la herramienta más eficaz para promover el multilingüismo, está claro que dicha señora Pack, todo y con ser del mismo grupo parlamentario que el PP, es en realidad una nazi catalana camuflada. Ojala que en las próximas rupturas la Sra. Ortega pueda votar sin problemas (Huy¡¡, esta vez lo he dicho bien).

Hay refranes extremadamente sabios, y uno de ellos es el que dice que los extremos se tocan porque la caverna mediática en sus acusaciones de nazismo dirigidas a Catalunya está haciendo algo muy parecido a un método inventado por los estalinistas. Justo después de la II Guerra Mundial Alemania entró en un proceso complejo para efectuar la transición desde un sistema totalitario como el de los nazis a una estructura política y social de país democrático. Por contraste la Alemania oriental pasó sin el más mínimo problema del totalitarismo nazi al comunista, y para camuflar y evitar comparaciones que explicaban muchas cosas del régimen soviético, Stalin se inventó el movimiento antifascista que de alguna forma todavía tiene cierta actividad entre los nostálgicos del viejo régimen comunista. La U.R.S.S. de Stalin organizó durante décadas, incluso cuando el dictador ya había desaparecido, congresos, conferencias, manifestaciones, etc., métodos de saturación mediática para alertar a la población ante el peligro de reaparición del fascismo en los países occidentales. El movimiento llegó a armar tanto ruido que incluso aparece en un capítulo de uno de los sensacionales libros de Don Camilo de Giovanni Guareschi, que relatan las batallas dialécticas, y en ocasiones incluso físicas entre el cura y el alcalde y secretario del Partido Comunista de un pueblo italiano, cuando Peppone, el comunista, pretende organizar una conferencia del movimiento antifascista en el pueblo. Y ahora, en pleno siglo XXI, los herederos del franquismo usan los mismos métodos de saturación mediática estalinista para impulsar la manera más imbécil inventada jamás para luchar contra un movimiento secesionista. Lo dicho, los extremos se tocan.

En mi opinión el propio reportaje no es lo más grave porque locos los hay en todas partes y no digamos periodistas que de tanto tergiversar acaban practicando la ciencia ficción, lo malo es que la tesis básica de tal barbaridad es que los catalanes somos tontos de atar porque con cuatro manipulaciones totalitarias CiU y ERC nos tienen obnubilados. Por suerte para la Sra. Ortega, los catalanes estamos ya tan habituados a que se nos insulte desde las cavernas mediáticas del resto de España que ya nos da igual, pero alguien les debería decir a esta pandilla de animales que cada vez que sueltan una barbaridad como esta se abre más la grieta entre España y Catalunya, los independentistas dan saltos de alegría y a los no independentistas se nos agudizan las dudas de puro hartazgo.

Pero para mí lo peor ha sido la reacción en el resto de España. La caverna mediática por supuesto ha reaccionado diciendo que encima se han quejado y piden disculpas, pero lo grave es el silencio del resto. Una de dos, o los ciudadanos del resto de España están tan hartos del asunto que preferirían que finalmente Catalunya fuese independiente y se acabase tanto ruido o ya les está bien que alguien nos de caña, porque cuando la cosa va al revés, como cuando Artur Mas dijo, con razón, que a los niños andaluces y gallegos tampoco se les entiende bien cuando hablan castellano, si se monta el lio en toda España.

Hace bastantes años conocí en México D.F. a un profesor de economía de empresa de la UNAM, la Universidad Autónoma de México, que además era muy aficionado a la historia y se había leído lo más importante de lo publicado sobre el Imperio español en América y mantenía que la principal característica de dicha dominación era su escasa inteligencia. Los anglosajones se dedicaban a explotar a fondo las riquezas de sus colonias, los franceses se concentraban en imponer su cultura cartesiana, sus métodos educativos y su lengua, mientras los españoles usaban sus colonias solo como base sobre las que clavar la cruz y la espada y reproducir la sociedad de la metrópolis, con reacciones virulentas y violentas contra todo lo que no encajase en su esquema castellano, que hizo de ellos los colonizadores más odiados y generó la leyenda negra. En aquella época no estuve muy de acuerdo y lo consideré una exageración, pero para entenderlo perfectamente ahora  solo hace falta comparar lo que están haciendo canadienses y británicos, con las inmensas tonterías y estupideces que en España se cometen con la movida independentista de Catalunya, donde también se pretende acabar el problema clavando la Constitución inamovible y la espada.

Creo que en este tema muchos deberían reflexionar a fondo, porque a los catalanes no independentistas se nos están acabando las razones y las ganas.


 


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