Título
Demasiado no es suficiente
Datos publicación
Siruela Policiaca. Madrid 2022. 321 págs.
Datos del autor
MARTÍN CASARIEGO (Madrid, 1962) es autor de más de una docena de novelas. También ha publicado guiones, cuentos infantiles, ensayo, relatos y artículos de prensa. En esta última faceta ha colaborado en medios como Público, El Mundo, El País, ABC Cultural y Diario 16 o en la revista literaria Letras Libres. Entre otros galardones, ha recibido el Premio Tigre Juan del Ayuntamiento de Oviedo a la mejor primera novela publicada en español, el Premio de Novela Ateneo de Sevilla, el Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil, el Premio Ciudad de Logroño de Novela o el Premio Café Gijón por El juego sigue sin mí.
Sinopsis de la obra
Después de unos años con más sombras que luces entre Colombia, México e Irak, Max regresa a Madrid en 2004. En un bar, la ciudad y el recuerdo de Elsa se le caerán encima, al descubrir entre sus botellas la escultura de Bastet que adornaba El Gato Azul. Allí le encontrará Robocop, excompañero de sus tiempos de guardaespaldas en el País Vasco, y ahora a las órdenes de SK, un hombre de negocios sin escrúpulos que le ofrecerá una suma astronómica por jugarse la vida para rescatar a su hija Sibila, caída en manos de la despiadada mafia búlgara. Pero esto no ha hecho más que empezar…
Tras Yo fumo para olvidar que tú bebes y Mi precio es ninguno, esta nueva entrega de la serie protagonizada por Max Lomas —ya una referencia inexcusable dentro del panorama negrocriminal en español— nos presenta una historia tan dura y descreída como iluminada por explosiones del humor más inteligente, que actualiza y homenajea por igual a los clásicos del género.
Reseña
MAX LOMAS
Hay sagas y sagas en la novela negra, hay chicles que se estiran sin grandes argumentos y títulos que se van sucediendo con la urgente necesidad de cubrir las dosis necesarias de calidad literaria que suele demandar el ávido lector. Y hay también personajes que, casi desde su nacimiento, se hacen merecedores de una serie, porque tienen mucho por vivir, o han vivido ya mucho y nos lo deben contar, o simplemente porque atesoran un potencial de muy alta intensidad.
Cuando ambos elementos confluyen en una serie novelesca, suenan tambores de guerra y se pueden lanzar con criterio los fuegos artificiales. Algo parecido siente el lector con cada entrega de Max Lomas, el escolta, guardaespaldas, detective, sicario ocasional…, creado por Martín Casariego, y que acaba de volver a ver la luz tras las fulgurantes apariciones que ya tuvo en Yo fumo para olvidar que tú bebes y Mi precio es ninguno.
Teñido por las sombras de Marlowe y Spade, salpicado por el Madrid de la movida, hecho a sí mismo con la dureza de un escolta en Euskadi, enamorado hasta las trancas de su Elsa y sacudido por la vida, peregrino en México e Irak, Max Lomas ha echado sobre sus hombros una corteza difícil de traspasar, por mucho que lo intenten antiguos jefes, magnates del mal o una adinerada familia de la que solo conocemos a Inés, su díscola hermana.
Lomas es capaz de sobrevivir en cualquier entorno, le hemos visto liquidar quinquis, dispararle a un terrorista, acabar con algunos enemigos públicos, solucionar entuertos en lugares tan infernales como la Cañada Real. Pero también pisar el Ritz, el Palace, emborracharse en bares de mala muerte, contemplar Madrid desde la terraza de su ático, desafiar al destino, reírse incluso de algún policía, y lo mejor de todo es que aún queda un cuarta (esperemos que no última) entrega con la que seguir disfrutando.
Martín Casariego, además, le ha dado voz desde la primera novela, con esa primera persona en la que caben la experiencia, los recuerdos, la música, el cine o la literatura; una voz afilada que se decida a bordar diálogos a medio camino entre la acidez y el ingenio, el retrato social y lo moral, el amor y el odio. Una voz que se hace querer, aunque nos deje siempre en el oído un poso de amargura.
Quizá sea amarga porque amargo fue el amor de Elsa, un personaje que inauguró en la serie la galería de mujeres inquietantes, porque las hay como si el autor tuviera la clave de su fabricación. Mujeres que han llevado a Max de cabeza, hasta hacer aflorar una especie de obsesión por las hermanas que se respira en dos de las novelas, como si las figuras de las Sternwood de El sueño eterno precisaran de un homenaje por parte del autor.
Y eso sin olvidarnos de los malhechores, villanos que rozan la quintaesencia de la perfección, como ocurre en esta entrega con el inquietante SK, o el indómito Chuky, villanos que brillan tanto si tienen recorrido como si mueren pronto; o los barman, piezas esenciales también en el universo Lomas. Como ven, un mundo que se ha ido perfilando con la contundencia de un incendio provocado, con el desapego de una cunda camino del infierno, con la reciedumbre de una buena mentira, con la frialdad de un hotel de lujo, o con la pólvora intensa de una guerra perdida.
Si ya conocían a Lomas, están de suerte, si no es así, están tardando en leer esta serie, les va a abrasar como un buen disparo a quemarropa.
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