La fuerza del comunismo en España es un fenómeno inquietante y sorprendente. España tiene más votantes comunistas que Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia Juntos. Parece increíble que el comunismo, que es una doctrina caducada, fracasada y derrotada por los mismos ciudadanos a los que quería redimir, florezca hoy en España.
Esperanza Aguirre, recogiendo la queja de millones de españoles sorprendidos, se lamenta de que el comunismo esté seduciendo a la juventud española.
Pero es una lástima que Aguirre se haya quedado ahí y no haya avanzado en su análisis, no sabemos si porque es torpe o porque no le conviene continuar con su razonamiento, al que le falta el colofón y el eje: no se atreve a admitir que el comunismo, una doctrina caducada y derrotada que ha fracasado en la Historia, solo ha podido crecer en España gracias a la pésima labor de los viejos partidos políticos, en especial del PP y del PSOE, y de la ineptiutud, corrupción y bajeza de los políticos.
La ignorancia, la incultura y el miedo a pensar están siendo promocionados desde el poder, desde hace décadas, al mismo tiempo que se desmontan los valores y se bloquea la participación ciudadana en la política. En ese caldo de cultivo pobre y maloliente, creado por los gobiernos en España, es lógico que florezcan comunistas, anticomunistas, locos y personas infectadas de corrupción, envidia y odio. La verdad pura y dura es que el comunismo crece en España porque los partidos que se denominan democráticos han fallado y fracasado.
Aguirre tiene razón al espantarse ante el auge del comunismo en España, un país que tiene más votos comunistas que media Unión Europea, pero lamentablemente no es capaz de poner remedio a un drama que puede precipitar a la nación española en la esclavitud totalitaria.
Esperanza Aguirre también ha declarado, no sin razón, que el comunismo es la ideología más criminal de toda la Historia, pero ha olvidado decir que quien ha abierto las puertas al comunismo en España han sido ella y sus colegas políticos, por haber prostituido la nación y realizado casi toas las suciedades y delitos políticos imaginables: abuso de poder, corrupción en todas sus facetas, arbitrariedad, intervencionismo, violación de la democracia, compra de votos, pactos inconfesables, robos, enriquecimientos ilícitos, destrucción de las clases medias, apoyo a la pobreza, estímulo del desempleo, burocracia inútil... y un larguísimo y estremecedor etcétera que convierte a España en candidato para que aterricen en sus tristes praderas cualquier vendepatrias, cualquier promotor del totalitarismo, los vendedores de ilusiones o los profetas de necedades tan nefastas y criminales como el comunismo, que endiosa a un Estado totalitario que, según quedó demostrado en la Historia, genera pobreza, tristeza, esclavitud, hambrunas, exterminio, violencia y sangre.
Francisco Rubiales
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