Lo del martes 11 en Salou es absurdo, incomprensible, kafkiano, demencial, esperpéntico y totalmente inaceptable, tanto por parte de los senegaleses que demostraron ampliamente su componente salvaje como por parte de unas autoridades que permiten graves destrozos en una población, permiten el corte de una de las más importantes líneas férreas, y en vez de actuar con los medios y la contundencia necesaria se ponen a negociar con delincuentes. Lo que se pudo ver en Salou el martes es de una barbarie, salvajismo y desgobierno del todo injustificable.
Empezaré por las comparaciones. ¿Alguien cree que un mantero que se instalase en el centro de Paris, Londres o cualquiera de las ciudades europeas que funcionan y están bien gestionadas tardarían más de 30 minutos en echarlo?, sobrarían minutos, además quienes le echarían no sería solo la policía sino los propios comerciantes que jamás permitirían que se les hiciese competencia ilegal, con productos ilegales y libres de impuestos e incluso algún peatón a quien no le gusta que intenten tomarle el pelo. ¿Alguien se imagina que ocurriría si un grupo de extranjeros cortase una importante línea férrea a unos 50 kilómetros de Paris, Londres o cualquiera de las ciudades europeas que funcionan y están bien gestionadas?. En Salou el corte duró cerca de doce horas, y creo que en los lugares a los que acabo de referirme duraría bastante más de doce…minutos. La línea sería despejada con los medios y la contundencia necesaria, quizás con daños personales, y al día siguiente algún imbécil también diría que se había producido un caso de abuso policial, pero la mayor parte de la ciudadanía no le haría ni caso.
En nuestro país permitimos que los manteros hagan lo que quieran con casi total permisividad. Desde que en Barcelona disfrutamos del desastre Colau la actividad de los manteros ha aumentado muy considerablemente me imagino que en base al muy estúpido comentario de “pobres gentes, sino de que van a vivir”. Los manteros no son los únicos que lo pasan mal en este país, muchos españoles lo pasan también mal, algunos de ellos comerciantes que han tenido que cerrar por la competencia a menudo desleal de las grandes superficies por un lado y la ilegal del top manta por el otro y por encima de todos ellos por el Sr. Montoro, que los manteros no saben ni quien es ni que hace, sin que por ello se dediquen masivamente a una actividad ilegal, vendiendo productos ilegales y perjudicando al comercio legal.
Para ir al Club Natación Barcelona voy en metro hasta Plaza Catalunya y allí cojo un autobús que me deja delante del club. El lugar por donde salgo del metro en Plaza Catalunya es una rotonda peatonal subterránea que se encuentra justo en la intersección de la Plaza con las Ramblas y donde con frecuencia había algún mantero. Desde la inauguración del desastre Colau la rotonda se ha ido transformando en el Corte Inglés Top Manta, con un mantero al lado del otro ocupando el espacio de tal manera que en ocasiones se forma una especie de embotellamiento de peatones para acceder a las escaleras de salida, probablemente porque se ha de ir con cuidado de no pisarles la parada porque ya he visto algún follón de cuidado, sin duda montado para ver que sacan, porque un peatón ha pisado el borde de alguna manta.
Como no podía ser de otra forma los progres se pusieron inmediatamente a soltar y hacer estupideces. Gala Pin, Concejal de Ciutat Vella asistió el mismo martes por la tarde como uno más a una multitudinaria manifestación de menos de cien africanos protestando por la terrible e insoportable represión que padecen los pobrecitos manteros, y en vez de intentar justificar lo injustificable: que un representante del Ayuntamiento acuda a una manifestación a favor de una actividad ilegal que perjudica a muchos comerciantes legales barceloneses, dijo que se debe dar una respuesta social y laboral al problema. O sea, en Ciutat Vella tenemos una Concejal que no se entera que si con la excusa de sacarlos del top manta se legaliza su situación en España y se les subvenciona o da empleo de alguna forma se producirá un tremendo efecto llamada y un caudaloso rio de africanos se dirigirá a Barcelona para primero dedicarse al top manta mientras esperan a que venga Gala Pin a solucionarles la vida. La única solución, y la que aplican en cualquiera de los países y ciudades europeas que funcionan y están bien gestionadas, y por más duro que sea, es repatriar a los que no tienen permiso de residencia, con más razón todavía si se dedican a una actividad ilegal, que por cierto, solo en Catalunya gira más de 100 millones anuales, e impedir por todos los medios, los contundentes incluidos, que la actividad continúe. Me permito recalcar que dado el nivel de precios de los manteros, un giro de 100 millones anuales del top manta supone cerca del doble en negocio perdido por el comercio legal.
Otro del Ayuntamiento barcelonés que se lució fue el tercer Teniente de Alcalde Jaume Asens que en Twiter soltó “Lamentable. La persecución policial en Salou contra el ‘top manta’ acaba con senegalés muerto. ¡Todos somos cómplices! (Unos más que otros)”. Cómplice lo será el Sr. Asens que prefiere defender a delincuentes antes que proteger los intereses de los ciudadanos de Barcelona.
Un comentario frecuente de los progres como los dos desastrosos ejemplos anteriores, es que a quien debería perseguir la policía no es al pobrecito mantero sino a la mafia que organiza el top manta, comentario que por supuesto tiene sentido, pero resulta que mantienen su postura y la crítica a pesar que está clarísimo que las salvajadas cometidas en Salou se originaron por una acción de los mossos sin duda dirigida contra la organización mafiosa del top manta y no contra los pobrecitos manteros. Los mossos entraron en un piso en el que había cinco personas, una de las cuales es la que murió al intentar escapar por el balcón, por cierto sin papeles, con antecedentes penales y todavía en España. Después del desgraciado accidente los mossos encontraron y requisaron en el mismo piso 42 cajas de respetables dimensiones llenas de mercancía para el top manta, es decir, los cinco que estaban en el piso no eran pobrecitos manteros sino sicarios mafiosos, que encajan con la descripción que hicieron los mossos de los métodos seguidos por la mafia del top manta que para facilitar la rápida distribución de la mercancía la tienen repartida en pisos vigilados por sus sicarios en las zonas donde operan, de los cuales uno de ellos era sin duda el piso del accidente mortal. No sé porque, pero tengo la sensación de que si el accidente no se hubiese producido a causa de una acción contra la mafia del top manta sino en una acción contra los pobrecitos manteros no se habría producido una reacción tan salvaje. Los intereses de los jefes no se tocan.
Y a pesar de ello la progresía y el desastre Colau dan apoyo a las manifestaciones en protesta por la (inexistente en Barcelona) actuación de la policía contra el top manta. ¡¡¡A quien se le ocurre atacar a los organizadores del negocio para que los pobrecitos manteros se queden sin mercancía ni explotadores!!!
Hay otro aspecto que los defensores de los “pobrecitos manteros” y sus mafias ignoran. Yo tengo mucho respeto por los inmigrantes que tienen desgraciadas razones de peso para abandonar su casa como los sirios, iraquíes, libios y quienes emigran huyendo de guerras o barbaridades como el Estado Islámico, y con los que la U.E. debería al menos tomarse en serio el problema, pero no tengo demasiado respeto por los inmigrantes del Africa negra, por varias razones: En primer lugar en sus países, con poquísimas excepciones, están bajo la dominación de tiranos u oligarquías ancestrales que abusan de la población de todas las maneras imaginables, incluida la desaparición sin rastro del que molesta, nunca han sido capaces de organizarse mínimamente para librarse de sus déspotas y cuando se cargan a uno lo sustituye otro igual o peor. La razón es simple aunque difícil de creer, muchos africanos, incluso aseguraría que la mayoría, apoyan su sistema y sus tiranos porque tienen la esperanza de alcanzar algún día una posición importante dentro del sistema de abusos, que les permita también a ellos abusar y llenarse los bolsillos, y los que se las han tenido que ver alguna vez con un jefecillo de aduanas de algún país africano para acabar pagándole por el derecho a abordar el avión con el equipaje completo saben de qué hablo. La consecuencia es que en unos países ricos en recursos naturales que en su mayoría serían suficientes para garantizar una vida digna a toda la población, reina la miseria y el abuso, aunque claro, para ellos y para los progres europeos hay una razón para esa contradicción que es la colonización europea, aunque hoy no tenga absolutamente nada que ver con el problema y haga ya cerca de un siglo que pasó a la historia. Estas tiranías también son responsables de que no pueda aplicarse una de las mejores soluciones al problema: la inversión extranjera que ayudase al desarrollo del país, porque las buenas intenciones inversoras acaban siempre en el bolsillo de los déspotas y sus amiguetes.
La segunda razón es que está extendido por toda Africa negra el total y absoluto convencimiento que en cuanto uno de ellos ponga un pie en Europa se solucionarán todos sus problemas y podrá vivir bien sin demasiado esfuerzo. No tan solo no dan crédito a un europeo como yo que les diga que Europa no es precisamente un paraíso, sino que ni tan solo si se lo explica alguien como mi buen amigo camerunés Polycarpe Banlog, que lleva décadas explicando la realidad que se van a encontrar en Europa, le hacen ni caso. El problema es que al enfrentarse con la realidad ya una vez aquí, después del largo y peligroso viaje, su frustración y la sensación de haber sido engatusados es inmensa, y aunque algunos lo acaben superando y se integran, muchos caen en la red del top manta, de los chatarreros o de otras actividades poco legales, que perpetúan en Europa el abuso que padecían en su país. Mucho de este rencor acumulado fue una de las razones del estallido del martes en Salou. En vez de gastar nuestros recursos en solucionarles el problema a los manteros como propone Gala Pin, deberíamos dedicarlos a montar campañas en Africa que desanimen a los que vienen a Europa esperando encontrar el paraíso.
Una tercera razón es que estoy más que harto que ante la detención o el más mínimo problema con alguien de color, aunque esté más que justificado, su entorno y la progresía como Pin y Asens reaccionen invariablemente calificando el hecho como racismo. En declaraciones a los medios de comunicación los senegaleses de Salou han manifestado verdaderas barbaridades como que no es justo que se les controle con tanta intensidad por ejercer una actividad comercial ¡¡normal!! acusándonos de racismo y de muchas otras barbaridades porque se persigue su negocio, que repito, según sus declaraciones e increíblemente lo consideran normal. La verdad es que si tan obsesionados están con el racismo hasta verlo por todas partes y por cualquier razón que les afecte, lo que hicieron el martes y sus declaraciones posteriores sin duda han aumentado muy considerablemente el verdadero racismo, al menos referido a senegaleses del top manta de Salou, aunque aquí lo llamamos hartazgo en vez de racismo.
De todas formas, las razones para emigrar y la mentalidad de los inmigrantes pueden analizarse desde muchos ángulos distintos, pero el problema persistirá mientras estemos gobernados por simios a los que hemos votado, o alguien lo ha hecho.