El amor es una trampa. La pureza existe para ser mancillada. La batalla está por celebrarse. Rebelarse contra los decretos pudo haber estado escrito desde el principio, iba a suceder.
DEMIURGO: un beso y el infierno | José Luis Trueba Lara
Autor de la trilogía Amor, zombis y otras desgracias.
El Profeta, engendrado por las fuerzas del mal, la peste, la muerte y la guerra, ha llegado con sus sanguinarias huestes de guerreros nasaras hasta la última frontera: las murallas de Kamal.
¿Su objetivo? Cumplir la profecía de los libros sagrados: el Profeta debe derrotar a su rival en Meguido, la ciudad subterránea, donde lo espera la causante de la guerra, aquella joven virgen que engendrará al hijo del dios de los nasaras, el Amo de las sombras: el Demiurgo todopoderoso.
La chica elegida descubrirá que no es capaz de librarse de su destino ni blandir su propia arma contra sí misma; sabrá que los hechizos existen y que sentir amor puede ser una trampa, que la pureza sólo existe para ser mancillada.
FRAGMENTOEl vrykolakas la observó con amargura.
- Acéptalo, la muerte nos marca -dijo con la certeza que sólo pueden tener aquellos que la han sentido.
- No -le respondió Al-Harawi-, la muerte no es nuestra marca, todos tenemos la venganza tatuada en el alma: tu mujer, mi esposa y mis hijos nunca descansarán en paz hasta que la sangre del Profeta tiña nuestras espadas.
La sorna se adueñó del rostro del vrykolakas. Él y Al-Harawi podrían vengarse sin problemas, pero ella aún era un enigma.
- ¿Tú también podrías vengarte? -le preguntó con voz casi burlona -. Piénsalo: muy pocos pueden asesinar a los que aman.
- Yo nunca lo amé.
- ¿Estás segura?
Al-Harawi se interpuso entre ellos.
- A veces, lo mejor es el silencio -les dijo -. Tenemos una promesa y eso es lo único que importa.
Es cierto, Al-Harawi había cumplido su primera promesa: en Kamal, sólo unos cuantos conocían el secreto, pero esa noche, mientras la depravación del mar cancelaba la posibilidad de la esperanza, él se atrevió a hacer la pregunta que era como un zarpazo en su garganta. Muchas veces, cuando ella dormía, él se había negado a poner en sus labios la delicada lengua de un ave pequeña para que respondiera sin despertar. Eso era malvado, impuro. Sin embargo, Al-Harawi tenía que saber, tenía que conocer aquello que nadie era capaz de preguntar.
- ¿Lo amaste? -murmuró sin mirarla a los ojos. La mirada de ella se perdió en el infinito.
Sobre el autor...José Luis Trueba Lara (1960) lee, escribe, edita y duerme la siesta; le gusta caminar por Coyoacán y tomar café mientras mira pasar a la gente.
Se formó como profesor de educación en la Escuela Nacional de Maestros, además de estudiar sociología, filosofía y ciencias políticas. Actualmente ejerce como docente en la Universidad Tecnológica de México y ha publicado una buena cantidad de libros: reportajes, novelas, cuentos y ensayos.
Entre sus novelas destacan: La derrota de Dios y Lobo cimarrón. Entre sus historias para jóvenes figura la trilogía de Amor, zombis y otras desgracias, Psychos, zombis y otras catástrofes y Zombis, caníbales y otras muertes.
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