Hoy en día vemos como nuestra Democracia está marchita, vemos como cada vez los políticos la utilizan para gobernar y aprovecharse de ella. No siempre fue así, la Democracia, en sus orígenes, fue algo más puro, más auténtico. En este artículo vamos a descubrirlo.
Hace más de 2.500 años, en la antigua Grecia cuya sociedad es el germen de nuestro pensamiento y sociedad, la Democracia se basaba en tres rasgos principales:
- Isonimía: Es la igualdad ante la ley absoluta.- Isegoría: El mismo derecho de hablar en público.- Parresía: La libertad de expresión.
Estos rasgos los explica el gran Aristóteles en su libro "Política" donde explica que la constitución ateniense intentaba detener a toda costa la Oligarquía y la Tiranía.
En relación con la Isonomía, Aristóteles afirmaba que "nadie es ciudadano por habitar una ciudad determinada, sino por participar en las tareas de gobierno y en las judiciales". Hoy deberíamos preguntarnos: ¿somos ciudadanos por qué vivimos en una ciudad o un país, o porque participamos en las tareas de gobierno y judiciales? La respuesta la tiene cada persona en su conciencia.
La segunda condición que ponía Aristóteles en relación con la práctica democrática era que "todos los ciudadanos manden sobre cada uno, y cada uno, por turno sobre todos" porque "el verdadero ciudadano es aquel que participa del poder legislativo y judicial del estado, y llamamos Estado al conjunto de tales ciudadanos participativos".Esta forma de entender el estado también aparece 2.300 años más tarde en la Revolución Francesa donde "todo poder emana del pueblo". El poder judicial emana del pueblo y no de otro sitio.
En cuanto a la relación con la Isegoría Aristóteles afirma que todo ciudadano tiene derecho a tomar la palabra y hablar con libertad en una asamblea del pueblo, la cual los griegos la llamaban "Eclesía" que más tarde derivó en "iglesia" que significa literalmente asamblea. Esto se hacía porque se entendia que "sin ciudadanos no hay Estado" y por ello el Estado debe estar al servicio de los ciudadanos.
La Oligarquía, concentración de poderes en unos pocos" se evitaba no haciendo elecciones, porque los cargos se elegían por sorteo "igualdad ante la ley".Esto hoy en día se puede entender como una locura pero actualmente las elecciones, que es lo único que define las Democracias actuales a veces son un verdadero problema, ya que muchos políticos cambian sus actuaciones dependiendo de la cercanía de elecciones como podemos comprobar en la petición del rescate a España o con las próximas elecciones catalanas, alemanas o incluso con partidos políticos como el PSOE que no va a cambiar su estructura hasta que no pasen las elecciones catalanas. Entonces ¿qué son las elecciones?, ¿son el problema? o como decían los atenienses "son la coartada para hacer exactamente lo que el poder ejecutivo quiere? Hoy en día podemos ver como los votantes están atados de pies y manos porque en las listas cerradas de partidos políticos aparecen personas que están imputadas en procesos judiciales y no dejan elección libre de voto.
En Atenas esto era imposible porque la Constitución ateniense establecía algo que es fundamental para la credibilidad de un político, la Eucina que es la rendición de cuentas ya que todo cargo público que dejaba de ejercer debía rendir cuentas ante la asamblea del pueblo y no ante la comisión de su partido político como vemos hoy en día.Además Aristóteles decía que ningún cargo público puede tener una larga duración y que ningún cargo público pueda repetir en el mismo cargo a lo largo de su vida. Si alguien era sospechoso de acaparar demasiado poder, la asamblea le sometía a una votación de ostracismo y si se demostraba que era culpable, era expulsado de Atenas.
Hoy podemos ver cómo nuestros políticos modifican sus programas electorales, engañan a la gente, se enriquecen y creen que son los dueños de un país sin ninguna consecuencia y sobre todo, sin pensar en los ciudadanos. Qué lejos están los tiempos en el que el estado eran el pueblo y no unos pocos.