Democracia china

Poco se habla del cambio del socialismo español en su idea de qué es dictadura, cuando uno de sus dirigentes afirma que China va hacia una democracia propia y original basada en Confucio, filósofo cuyas ideas sobre la autoridad facilitaron la aparición del modo de producción esclavista asiático.

Tal afirmación es de Enrique Barón, histórico del PSOE, exministro de Felipe González, presidente actual del Grupo Socialista del Parlamento Europeo, en su artículo reciente “Confucio: ¿demócrata?”, publicado en El País.

En síntesis, acepta que el sistema comunista transformado por el confucionismo puede crear una nueva forma de democracia, idea en la que parece coincidir con Obama, que recibe afablemente estos días al dictador Hu Jintao.

Confucio, mandarín de cinco siglos A.C., creó una reglas morales y de conducta que regularon las relaciones sociales en los distintos escalones, desde el familia hasta el emperador.

La sociedad se mantenía así estable, con la excepción del cuerpo de letrados o mandarines, al que cualquiera podía acceder. Escalaban etapas sometiéndose a innumerables exámenes imperiales, cada vez más duros, hasta acercarse al Emperador.

La telaraña de mandarines regulaba el Estado y todo tipo de relaciones humanas. Como ahora el Partido Comunista, organizado como una red similar a la de los mandarines, incluyendo los ascensos.

El cambio del comunismo maoísta al capitalismo confuciano-comunista se aceleró en los 1980 con Deng Xaiaping, que creó algo similar al franquismo, con dictadura y monopolio del Partido.

Que un socialista español, o que Obama, vean el postcomunismo chino como una vía hacia la democracia señala que Franco sería aceptado hoy por estos líderes de forma similar que el confucionismo pekinés.

Incluso mejor: los obreros no estaban, como los chinos, sometidos al sistema esclavista de producción asiático, y además fusilaba menos.

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