Revista Opinión
Seguramente era presa de un profundo desencanto y de una gran melancolía, Churchill, cuando dijo aquello de que la democracia era la menos mala de todos las formas de gobierno posibles, pero el caso es que yo doy un paso más y afirmo terminantemente que la democracia es un auténtico asco.Y no puedo pensar de otra manera cuando contemplo un mundo gobernado DEMOCRATICAMENTE por el país más demócrata del mundo, los EE.UU. de América, que pisotean salvajemente todo los derechos humanos, que, un día, aportan a la Onu, conscientemente, pruebas falsas para atacar a Irak y provocar un millón de muertos inocentes y, otro, no se les ocurre otra cosa que organizar un asesinato alevoso con entradas de 1ª fila para los más privilegiados espectadores.Pero no necesito irme tan lejos para comprobar directamente, en mi propia carne, lo que es realmente la democracia, contemplando cómo un partido canallesco y rastrero, que actúa directamente para arrancarle sangrientamente al pueblo español una serie de derechos adquiridos muy duramente, con sangre, sudor y lágrimas, ha ganado limpia y brillantemente las últimas elecciones DEMOCRATICAS realizadas en España.El golpe, el mazazo ha sido tan duro que llevo ya unos días pensando y debatiendo conmigo mismo qué coño es esto de la democracia que permite estas aberraciones cometidas por ingentes masas de miles de millones de lo que deberían de ser personas.Porque resulta que se extiende por todo el mundo una corriente incontenible y democrática que está situando en el poder de todas las naciones a una serie de hijos de puta que no hacen otra cosa que atentar contra la integridad física, moral, mental y ética de lo que hemos dado en llamar humanidad.Ya sé que este lenguaje es demasiado abrupto y obsceno, que no se debe hablar o escribir así si uno quiere que lo lean pero es que a mí, en este punto, ya todo me da igual y no me tiemblan los dedos sobre el teclado por haber pasado de 80 lectores medios habituales de mis blogs a exactamente 40, o sea, la mitad, porque esto no sólo es justo sino también verdadero y necesario porque un tipo como yo es tan peligroso que debe de ser aislado cuidadosamente de cualquier corriente de opinión.Que, por cierto, es lo que ha ocurrido siempre. Yo soy un “outsider”, un “loser”, un derrotado nato, un antisistema entre los antisistemas, que, a los 10 años, recién cumplidos, era atado con las manos atrás con una de esas cadenas de las persianas, por otros chiquillos del pueblo y exhibido o paseado por todas las calles mientras le gritaban “1,2,3, 4, ya tienes Franco pa rato”, que a los 14 tuvo que soportar comenzar sus estudios de limosna con una extraña beca que sufragaban a tercias, la falange, los curas y los militares, que comenzó su asistencia a las clases con un rapado de cabeza y una fumigación de todo el cuerpo para acabar con los piojos y sus liendres, que comía en un engendro de institución caritativa en la que los mandamases se llevaban a sus casas la comida que debíamos de devorar los miserables, mientra nosotros apenas si nos bebíamos un caldo pestilente, cuyo olor no he conseguido olvidar en toda mi vida, que, luego, obtuvo otra beca por oposición para ir a la universidad y estudiar algo, una asignatura fantasma porque no existe en ninguna parte del mundo, Derecho, y, después ingresar en la Telefónica, una compañía de comunicaciones usaniana, en la que causó la mayor de las sorpresas un tío que, en los inicios del franquismo, afirmaba que era comunista, sin que le ocurriera nada porque aquellos tipos, los Smith, los Stanley, Morgan y demás, que la dirigían entonces, sabían que no era verdad, que aquel loco insurgente que daba patadas contra todos aquellos aguijones sólo era un loco que no sabía, que nunca sabría realmente lo que era.Y esto seguramente es lo que está sucediendo ahora, que he acabado, al fin, de volverme loco, y ya nadie es capaz de aguantar mis locuras porque tiene que estar loco un tipo que, en pleno siglo 21, dice que, si esto es la democracia, él no es demócrata pero que, además, no sabe realmente qué coño es porque tampoco es monárquico, oligárquico, aristocrático, ni Cristo que lo fundó, porque lo único que se parece a lo que él implantaría en el mundo, si pudiera, es un comunismo libertario en el que cada cual fuera lo que quisiera y viviera como le diera la gana pero, claro, yo sé muy bien que esto no sólo no es posible sino que constituye una plena contradicción en los términos, de modo que no sé adonde mirar y me encuentro con que he perdido a los/as 5 o 6 amigos que tenía, si es que los he tenido alguna vez, porque parece como si se hubieran asustado de ser amigos de un tipo como yo que no se sabe si es un loco furioso o una especie de canalla antisocial que no está de acuerdo con nadie, ni siquiera con estos santos modernos que están dispuestos a salvar el mundo de cualquier manera.De modo que creo que me han dejado solo CarmenRM, corazón rojo, Fernando Mora, alienado, bemsalgado y algún otro que ya no recuerdo.Y lo más curioso de todo es que esta absoluta soledad es lo más parecido a la quietud que nunca he tenido.