Revista Opinión
De la influencia absolutamente decisiva de la prensa en la configuración del pensamiento de sus lectores nos puede dar una buena idea lo que ayer oí en una emisora de radio:
Un hombre mayor, un anciano, que había estado ahorrando toda su vida laboral para hacerse con un capital que le asegurara una buena vejez, fue a ver al director de la sucursal del Banco en el que tenía los ahorros y le dio orden de invertirlos en la famosa última edición de pagarés de Nueva Rumasa, una de las mayores estafas legales que pueda concebirse puesto que una sociedad mercantil, que estaba ya preparando urgentemente su procedimiento concursal, antes suspensión de pagos, previa a la declaración de quiebra, lo que impide que, a partir de ese momento pueda realizar ni un sólo pago a sus acreedores, les estaba vendiendo la más coja de las burras a todos los que leyeran su publicidad, que afirmaba que vendían los duros a cuatro pesetas. Todo ello con la necesaria complicidad del Estado y de toda la prensa en la que se publicaban los anuncios de emisión de los malditos pagarés, que han llevado a la ruina a todos los que picaron en este nuevo timo de la estampita, mientras que sus estafadores habrán puesto ya a buen recaudo en algún paraíso fiscal el dinero conseguido con esta estafa multitudinaria.El director intentó quitarle la idea de la cabeza de todas las maneras, no pudo porque el anciano decía que en la única persona del mundo en la que confiaba para entregarle sus ahorros de toda la vida era Ruiz Mateos, ese héroe que se había enfrentado a pecho descubierto a todos esos canallas ladrones del PSOE. Ahora, el director cuenta que su cliente está en la Uvi porque ha intentado suicidarse.Lo hemos dicho ya alguna otra vez, la letra impresa goza en la mayor parte de la gente de un prestigio absolutamente indebido. Para el hombre de la calle, ése que no tiene otra línea de información que los periódicos y las radios, lo que lee u oye en éstos es la Biblia en pasta.Está acostumbrado a que todo lo que sucede en el mundo y que puede ser manejado de una manera imparcial porque es totalmente ajeno a la política, sea verdad, como la cantidad de agua que acaba de caer en la tormenta de la tarde.Pero esa concordancia entre la realidad y su versión periodística en cuestiones medioambientales que no afectan a la situación política le han ido imbuyendo la idea de que todo lo que dicen la radio y la prensa es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, de tal modo que en su pobre cabeza no cabe la idea de que esos veraces instrumentos en cosas indiferentes a la controversia política sean capaces, luego, de engañarle cuando se trata de política pura y dura.Es por eso que a la prensa se le ha llamado erróneamente el 4º poder cuando es realmente el 1º porque conforma de modo inexorable la opinión pública y lleva siempre el agua al molino que a ella le interesa.Así las cosas, hemos visto cómo Zp es culpable de todo, incluso de que no llueva o de que, en cambio, nieve y se provoquen lamentables atascos.Pero decíamos ayer que la tarea de gobierno en las mal llamadas democracias se lleva a cabo por el partido que gana las elecciones generales, elecciones que no son otra cosa que un contrato de representación en el que unos, los que va a ser gobernados, pactan con los que van a gobernarles , precisamente ese contrato representativo que los legitimará para hacer con las res (cosa) pública lo que les dé la gana, precisamente por eso, dirán los jodidos gobernantes, porque ellos, los imbéciles de los gobernados, les han firmado el correspondiente contrato por los 4 años de la legislatura.Esto, desde el punto de vista del Derecho ¿es realmente así?No, rotundamente, no . Ayer, expusimos los requisitos indispensables para que exista un contrato: objeto o materia del mismo, la gobernación del país; causa de la obligación contractual que se establece, el bienestar del pueblo y, por último y absolutamente decisivo: el consentimiento de los contratantes. Dejando aparte, para otra ocasión, si procede, los 2 primeros requisitos que acabamos de exponer, vamos a centrarnos exhaustivamente en el del consentimiento de los gobernados para entregar el gobierno de la nación a los gobernantes.Ese mismo Derechos universal, al que nos estamos refiriendo, dice que el consentimiento no existe, por mucho que aparentemente se haya expresado, cuando la expresión del mismo adolezca de uno de los vicios siguientes: error, violencia, miedo, intimidación o dolo.Por razones de la exigencia de brevedad en este análisis, dejamos aparte, el examen de la violencia, el miedo y la intimidación en la gestación del consentimiento de los gobernados cuando votan a los partidos en las elecciones generales.Y, acudiendo sólo al dolo y al error en la formación del consentimiento, diremos que hay dolo cuando con palabras o maquinaciones insidiosas por parte de uno de los contratantes es inducido el otro a prestar un consentimiento que, sin estas artimañas, no se hubiera producido.Y en cuanto al error, nos vamos a referir al que se denomina en Derecho error obstativo que es el que hace el acto jurídico inexistente, porque no sólo vicia sino que destruye el consentimiento, impidiendo que el acto jurídico se produzca, se haga realidad.En unas elecciones generales, los votantes acuden a las urnas a elegir a aquel partido político que consideran es el mejor para cuidar de su bienestar general.¿Qué elementos tienen a su disposición para deducir cuál es el que se adecua mejor a sus intereses?1º) Su propia experiencia personal diaria, el conocimiento directo que su cotidiana experiencia le aporte y, después, y fundamentalmente, la opinión que le inculquen los medios de comunicación.Pero resulta que los medios de comunicación no son tales sino medios de manipulación con muy pocas excepciones.¿Entonces?También lo hemos apuntado ya otras veces. Para editar un periódico o sacar a las ondas una emisora de Tv o de radio se precisa tan ingente cantidad de dinero que tales empresas sólo se hallan al alcance de los supermultimillonarios y éstos ¿a qué clase de partidos creen ustedes que van a inducir a votar?En España, por ejemplo, periódicos no descaradamente derechistas, sólo hay 2, El País que ahora está en manos de una empresa supercapitalista usaniana que está echando a sus empleados a la calle a espuertas, y Público que quizá pueda considerarse de izquierdas pero cuya existencia es realmente problemática, de hecho, su empresa editora se halla sometida a procedimiento concursal, porque no puede hacer frente a todos los pagos que diariamente se le presentan.Entonces, no cabe la menor duda, si uno es lo suficientemente honrado, que la propaganda rabiosamente derechista va a dominar ampliamente el mercado de la opinión pública y todo el mundo acabará votando al partido que estas empresas de opinión quieran.O sea que el consentimiento, en ese contrato de representación de los gobernados por los gobernantes, será realmente inexistente puesto que la formación de la opinión publica estará totalmente viciada ya que se habrá producido un auténtico dolo por parte de dicha prensa lo que habrá provocado el error sobre las cualidades de cada uno de los partidos, provocando que la emisión del consentimiento sea totalmente errónea, viciando no ya de nulidad sino de inexistencia la prestación del consentimiento por lo que en modo alguno podrá afirmarse nunca que los designados por la urnas para gobernar hayan sido elegidos libre y con pleno conocimiento de causa por los votantes.Dicho de otro modo, los resultados de las votaciones no serán nunca la expresión libre y plenamente consciente del pueblo, luego no existirá nunca la democracia, que es, como dijimos, lo que se trataba de demostrar.