Rodríguez fue como número dos por Zaragoza en las listas de Podemos el pasado 20 de diciembre. En esas primeras elecciones, no consiguió entrar en el Congreso de los Diputados, lo que fue toda una decepción para Podemos.
Para que esto no se repitiese, en los comicios del 26 de junio, Iglesias lo colocó a dedo como número uno por Almería. Pensaban que era un puesto asegurado para lograr el escaño ya que el 20D se había logrado, pero finalmente el diputado por esa provincia andaluza se perdió.
Así las cosas, aunque lo intentaron dos veces, no lograron que Rodríguez consiguiera su ansiado sillón en el Hemiciclo. Por ello, y para evitar el escándalo que se produciría si el ex-JEMAD abandona en estos momentos Podemos, Iglesias le ha ofrecido asiento en su Consejo Ciudadano Estatal. En este puesto, aconsejará al partido morado también en temas militares y de política exterior.
Efectivamente, la actuación del Sr. Iglesias no deja de ser un ejemplo de democracia interna en la formación emergente; como resulta de todo punto de vista, imposible la salidad de la cúpula podemita del militar reconvertido a político progresista, contrario a los intereses que defendió durante su vida castrense, pues le creamos un puesto a medida para que lo ocupe por obra y gracia del líder mesiánito carismático supremo, y con coleta.
Agradecimos al señor Iglesias su confesión sobre reconvertir a Podemos en un partido tradicional, pero no esperábamos que empezase por comprar una libreta azúl -o roja- como la que utilizaba el mejor Aznar desde la injusta comodidad de una amplia mayoría absoluta.