Estos días ha salido a los foros de opinión un tema, gracias a un grupo más o menos grande de ciudadanos reunidos en acampadas en lo que se ha venido a llamar movimiento 15M, Democracia Real Ya, o Indignados. El tema es la simple reflexión (y queja) acerca de qué pintamos realmente los ciudadanos, las personas, los votantes, en las decisiones que atañen a los asuntos públicos que nos vinculan y obligan a todos. La respuesta es “bien poco“. Se refrenda algo ya cocinado y decidido en otros ámbitos, donde algunas élites deciden y diseñan cosas que el pueblo tonto no tiene capacidad de discernir. Es partitocracia, al servicio de oligocracia. ¿Ha decidido usted si le interesaba o quería que con el dinero de usted, pagado en impuestos quería usted que se regale el dinero a entidades bancarias privadas para su salvamento? No.
Los principales partidos se han puesto de acuerdo para atender a grupos de presión económica y han decidido ellos, luego se han puesto de acuerdo en procurar que usted de por sentado que eso es lo que hay que hacer, que no se puede decidir no hacerlo. Y como esas compañías diferentes que acuerdan el mismo precio para un producto creando un monopolio donde no han posibilidad de elegir (Empresas de hidrocarburos, electricas o compañías telefónicas) le presentan dos precios diferentes para una tarifa mensual real, o 39.75 con móvil azul de diseño o 39.74 con móvil rojo de diseño, usted elige.
Entre la multitud de asuntos que usted no puede elegir, ni decidir y que han sido previamente cocinados no sólo están las grandes líneas de gasto del dinero público en ayudas y salvamentos, también la de las grandes obras y macroproyectos que nos acaban induciendo a considerar “estrictamente necesarias” para la vida, como el TAV (Tren de Alta Velocidad). Grandes construcciones millonarias que por cierto, son fuente siempre de ingresos fraudulentos para políticos, amigos de políticos, empresarios de construcción, y mandatarios de todo espectro.
¿Por qué deben los partidos aprobar esas obras y por tanto, sin discusión ni reflexión hacerle pensar a usted que no hay otra alternativa que aprobarlas? Porque lo van a hacer con su dinero, van a usar dinero público para ello. Y porque lo van a hacer en suelo público, de todos, y en caso de que no sea todo suelo público necesitarán en nombre de usted, quitarle el terreno a un particular (expropiar, se llama) obligándole a vender a un precio quiéralo o no , y mandar policías si es necesario para desalojar a su dueño de su terreno, policías que también paga usted.
Es posible, sin haberlo pensado bien, y sin haberlo podido decidir usted, que acabe usted diciendo “No está mal que haya un tren que vaya a Madrid en 4:20 horas en vez de en 3:30 horas” de la misma manera que yo puedo decir “No está mal que existan campos de golf” o “No está mal que pueda haber un campo de fútbol de Solteros Fans de Bisbal”. El asunto, cuando ha de hacerse con medios públicos, o en suelo público, o usando el nombre de todos por tener que hacerlo una institución es:
1 ¿Es necesario?
2 ¿Quién lo va a disfrutar?
3 ¿Quién lo va a pagar?
4 ¿Qué problemas ocasionará?
En el País Vasco, con respecto al macroproyecto del TAV sí ha sido analizado y sopesado para cuestionarlo por varios grupos políticos, Izquierda Unida, Aralar, y la izquierda aberzale y también por otras organizaciones de defensa del medio ambiente como Greenpeace, Eguzki o Ecologistas en Acción, además de ciudadanos de algunos pueblos afectados que han tenido la suerte de tener mandatarios de los partidos antes mencionados y que han hecho consultas populares o jornadas informativas de la macroobra en cuestión, y esos grupos pretenden que sean los ciudadanos, los que informados de todos los aspectos, decidan, que no se de por decidido de antemano por élites políticas ni económicas. Democracia Real.
Objetivamente, y teniendo sólo ese dato, es mejor que que un tren circule a 300 km/h que a 250, y mejor sería que circulara a 500km/h o directamente hubiera un transmutador de materia que te teletrasportara al instante a donde quisieras, de la misma manera que es mejor ir por la carretera en coche a 120 que a 110, y mejor sería poder ir a 150, pero sólo con ese dato no basta, hemos de responder a las preguntas anteriores para saber si algo es imprescindible o no, si merece el gasto o no, y si compensa los problemas que origina o no, y si es en beneficio de todos o no. Respondiendo no correlativamente a las anteriores cuestiones.
3 La construción del TAV es carísima, no se puede hacer circular por una red de vías ya existente, hablamos de miles de millones de euros de dinero de todos, primer problema.
2 Los beneficiarios serán gentes de alto nivel adquisitivo que puedan pagar 70 euros en vez de 30, el resto de la población seguirá viajando en tren tradicional o en autobús. Entonces la respuesta es que si sólo se van a beneficiar unos pocos y no toda la población ¿Por qué no se lo pagan ellos como se pagan un alquiler de campo de golf cuando el stress les apremia? En realidad, ese lujo de tardar algo menos en un tren de alto standing aunque cueste 70 euros debería costar 270 euros si se tuviera que amortizar como en cualquier empresa el gasto ocasionado para construir la cosa, y la energía y costes de mantenerlo, pero he aquí el truco, la mayor parte del coste del capricho no lo pagarán ellos con su billete comprado en taquilla, sino ahora todos nosotros pagando su construcción, regalando el suelo para hacer el invento, obligando a propietarios de terreno a vender barato y forzosamente, y quizá en el futuro poniendo dinero para compensar las pérdidas que supone mover una máquina de toneladas de peso a 300 km/h, que energéticamente es una verdadera burrada.
4 El problema que ocasiona, aparte de la pérdida de suelo comunal por donde ahora no podremos pasar ni estar, ni pasear (todo el terreno que trazan las vías) es medioambiental, en territorios pequeños, densamente poblados como el País Vasco, encontrar una zona de monte no horadada ya por autovías, vías ferroviarias o carreteras es realmente difícil, y ahora deberemos abrir otra zanja más a la naturaleza.
1 No es necesario, mucho menos imprescindible, no reporta progreso alguno a la generalidad, ni más riqueza a la población en general, ni resuelve problemas vitales, no justifica ni el gasto, ni el destrozo medioambiental.
Aún así, partidos como el PSOE o el PP dan por incuestionable que hay que hacerlo, y llevan a sus votantes a acabar defendiendo una orden que viene de arriba sólamente por hooliganismo y defensa del clan. Lo curioso es que alguno de estos partidos acaba de prohibir circular a 120 km/h y han puesto el límite a 110, con la excusa del “ahorro energético”. Cuando se les ha respondido que un trabajador que vaya de su casa al trabajo y deba recorrer 80 km está perdiendo tiempo precioso para estar con su familia mas rato, se responde que “bah, la velocidad no es tan importante”
¿es importante la velocidad o no lo es? ¿No pasa nada por ir algo más despacio o sí? ¿Saben lo que cuesta mover una máquina de 300 toneladas a 300km/h en vez de a 200 sí o no?