Las encuestas publicadas por la prensa sometida al poder refuerzan el bipartidismo y lanzan mensajes que fortalecen el dominio del Estado por parte de las dos grandes formaciones políticas españolas, el PP y el PSOE, los dos partidos mas culpables y responsables del desastre político, económico y moral de la españa actual.
"El PP le saca dos puntos de ventaja al PSOE", dice un periódico, mientras el otro afirma que "la diferencia es de casi ocho puntos", pero lo que ninguno destaca es que la verdadera pelea en España ya no es entre el PP y el PSOE, como ellos pretenden, sino entre los grandes partidos y los ciudadanos demócratas, que quieren erradicarlos del poder y sustituirlos por partidos integrados por gente decente y preparada.
Tal como están planteadas las elecciones en España, los partidos siempre se declaran vencedores, a pesar de que sean ampliamente derrotados por el voto de protesta, lo que constituye una auténtica estafa.
Las últimas encuestas reflejan una abstención escalofriante prevista para el 25 de mayo, superior al 60 por ciento, todo un fracaso para la "casta política" española, a la que ya le resulta imposible disimular el desprecio de los ciudadanos.
La democracia, para que exista y funcione, exige gobiernos con amplio respaldo de la mayoría. Si ese respaldo no existe o si el gobierno es claramente minoritario, la democracia real está siendo burlada y degradada.
Los demócratas españoles, deseosos de lograr que la España actual consiga, por fin, ser un país democrático, están agrupados en torno a la abstención, el voto en blanco, el voto nulo con reproche y el voto a las formaciones emergentes y pequeñas, todavía no contaminadas y fiables. Los demócratas unidos representan un potencial de casi el 70 por ciento frente al 30 por ciento de fanáticos y votantes interesados que siempre apoyan a los grandes partidos, un verdadero escándalo que es sistemáticamente ocultado por los medios del poder.
Con esos porcentajes sobre la mesa, los que deberían ser declarados "ganadores" de las elecciones y decidir en nombre de la mayoría son los abstencionistas y los que emiten votos de protesta, no los minoritarios y despreciados partidos, que, a pesar de contar con tanto poder y recursos, apenas conseguirán el 30 por ciento de los votos.
La verdad en la España del presente, la que se reflejará en las urnas el próximo día 25, es que por cada voto a los grandes partidos habrá dos o mas que les rechazan. Ese porcentaje, en términos democráticos estrictos, indica que los grandes partidos políticos gobernantes de España son usurpadores porque únicamente son apoyados por una exigua minoría y son rechazados por la inmensa mayoría de los ciudadanos.
En España, los políticos, descarados, arrogantes y sin una gota de sangre democrática en las venas, pasan por alto u ocultan lo que representa en democracia el rechazo masivo que reflejan las encuestas y el que se plasmará en las urnas cuando buena parte de la sociedad les de la espalda absteniéndose, votando en blanco o depositando votos anulados con vocablos ofensivos como "chorizos" o "sinvergüenzas". Ellos han generado argumentos y defensas para devaluar la protesta y achacan la abstención al desinterés del ciudadano por la democracia y califican el voto en blanco y los votos nulos a productos emitidos por reductos minoritarios y habitados a la protesta, cuando la verdad es que son manifestaciones limpias y claras de rechazo a una forma delictiva, corrupta y abusiva de ejercer el poder en España, donde la Justicia no es igual para todos, donde el poder carece de los controles mínimos y donde los políticos y sus amigos, incluyendo a los miles de ladrones y estafadores apalancados en las instituciones, gozan de una nauseabunda impunidad.