Revista Sociedad
“La democracia es la dictadura del número” Jorge Luís Borges
Últimamente a la Mesa del Congreso le gusta decir aquello de “de eso ni hablamos” y se queda tan pancha. Eso debería hacernos pensar si el congreso sirve de algo y si podemos llamar democracia a este engendro de régimen en el que un partido consigue la mayoría absoluta, gracias a unas fórmulas electorales un tanto raritas, y se vale de ella para enterrar todo lo que no le gusta y en eso el PP se ha sacado un doctorado, el affaire Bárcenas o los dineros del monarca son sólo un ejemplo de tantos. Al final han transformado el parlamento, ese sitio con goteras, en un chiringuito en el que hay barra libre para el veto y en que los minoritarios sólo pueden optar al pataleo estéril con mayor o menor rabieta. El caso es que hoy en día el Congreso de los Diputados es un lugar en el que no se puede debatir sobre asuntos que nos corroen y que de demostrarse serían delito grave, porque los supuestos delincuentes utilizan la democracia fraudulentamente en beneficio propio y viven de espaldas a los que les han elegido. Justo ahora que descubrimos que aquí todo el mundo hace cosas raras, la AEAT, la Casa Real o incluso el ayuntamiento de Madrid y sus castings. Ahora que el Estado, igual que su Jefe, se cae a trozos y la democracia empieza a brillar por su ausencia, asesinada por gobiernos insensibles va el PP y se le ocurre hablar de “regeneración democrática”. Mal asunto, no tengo muy claro cuales son sus verdaderas intenciones. Para empezar, con esa obsesión enfermiza y repentina de suprimir parlamentarios ¿no querrán más que reducir el gasto, aumentar su poder aniquilando a las minorias? Permitidme desconfiar.
Nos tienen acostumbrados a la bronca y la política del “y tu más” Han transformado el parlamento en un patio de jardín de infancia o un mercadito de los viernes y así es imposible sacar algo de provecho. Hemos llegado a un punto en el que si no conseguimos restaurar el sistema parlamentario ya vaticino yo, sin ser adivino de esos de bola de cristal, que vamos a acabar como el rosario de la aurora más pronto que tarde. Para arreglar esto sin duda necesitamos, ante todo, un poco de voluntad por parte de nuestros diputados que en lugar de representarnos se entregan al servicio de una inconstitucional disciplina de partido con unos jefes de perfil muy bajo, incapaces de argumentar un discurso con una mínima calidad y sin capacidad para desarrollar propuestas serias. También nos haría falta que la presidencia del Congreso fuese imparcial o cuanto menos decente para que la mayoría absoluta no sea una especie de “ todo vale” y acabemos pagando el pato nosotros, a los que al final amargan la existencia. No puede consentirse que el señor Posada se permita aceptar o no propuestas sin razonarlo siquiera, sólo fijándose en si afecta o no a su partido o a su lider.
En resumen, para que acabe este estado de crispación en el que vivimos creo que nos haría falta, antes que reformas grandiosas con que llenarse la boca como el modelo territorial del Estado o el sistema electoral (que también), necesitaríamos cosas evidentes como que el el Tribunal Constitucional funcionase realmente y no fuese un aparato atascado y partidista sin apenas utilidad práctica. Pero sobre todo un poco de dignidad y decencia por parte de nuestros políticos (pedir peras al olmo, supongo). Al final, con la vuelta a la transparencia y la responsabilidad, si es que la hemos tenido alguna vez, en la que los políticos se ganasen el respeto de sus electores ya nos daríamos con un canto en los dientes.
Las nuevas exigencias del Ayuntamiento para tocar en la calle
Aprobado el Informe del Plan de Regeneración Democrática
El Gobierno aprueba 40 medidas de “regeneración democrática”
La disciplina de partido
Tensión en el pleno del Congreso tras el veto a las mociones sobre Bárcenas
El PSOE amenazó a Posada con ir al juzgado por vetar sus mociones
IU protestará formalmente ante Posada por veto a preguntas sobre herencia Rey
Sobre bloqueos y vetos o la democracia secuestrada
"Marilyn: August 1953" es el título del libro que va a publicar la editorial neoyorquina Calla Editions y que es una recopilación de 100 imágenes tomadas por el fotográfo John Vachon de la revista Look a Marilyn durante los descansos de la película "Rio sin Retorno" en Banff (Canadá). Vanchon se desplazó hasta Canadá para hacer una sesión de fotos de la actriz y el actor Robert Mitchum durante el rodaje de la película, pero una torcedura de tobillo, que la hizo permanecer unos días en reposo, conllevó a que ese trabajo se transformase en una sesión de fotos más íntima en la que la actriz se mostró espontánea, enamorada y abierta así como muy cómplice con el jugador de beisbol Joe Di Maggio, con el que empezaba a salir entonces y con quién se casaría en Enero del 54 y del que se divorció ocho meses después.El libro anexa también una selección de cartas que Vanchon le escribía durante las sesiones diarias a su mujer contándole los intríngulis de la sesión.