Dentro de diez años, 50.000 millones de objetos estarán conectados a la red. Un posible obstáculo será la capacidad de internet ante tal volumen de datos.
Internet sirvió en sus orígenes para conectar unas pocas computadoras de una red cerrada. Cuando se popularizó, la red conectó personas con máquinas y con otras personas frente a ordenadores. El siguiente paso evolutivo fue la movilidad: desde hace pocos años, acceder a internet desde cualquier sitio es mucho más sencillo gracias a los teléfonos avanzados (smartphones) mediante redes 3G o incluso con teléfonos de satélite, para los que no existen las zonas sin cobertura. La red depara, no obstante, otra frontera más allá: el internet de las cosas. En los próximos diez años, unos 50.000 millones de objetos y máquinas (unas ocho veces el número de personas que existen en el mundo) estarán conectadas, según algunas previsiones moderadas de organismos internacionales.
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