Zapatero y los radicales de izquierda son la más eficiente y floreciente fábrica generadora de tres productos tipicos de la nueva España: "auténticos demócratas", cansados de la degradación de España y militantes de la regeneración, "nostalgicos", que añoran el pasado, y "franquistas", que esperan que llegue un salvador que les libere de la corrupción y del hundimiento constante de la patria.
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Joaquín Leguina, ex presidente de la comunidad de Madrid y uno de los pocos socialistas con sentido crítico en España, está indignado con los muchos descerebrados del PSOE que sostienen la locura de que la mitad de los españoles actuales (los votantes del PP) son franquistas.
Mi admirado amigo Miguel Higueras publica un artículo en su blog "Entre España y Gibraltar" en el que defiende la tesis de que dentro de veite años todos los españoles seremos franquistas.
Lo que no dicen ni Leguina ni Higueras es que la actual democracia degradada, con su deriva corrupta y con su mal gobierno, se ha convertido en la más eficiente y productiva fábrica de franquistas.
El actual gobierno de Zapatero, al desarrollar una política de destrucción de España, por su incapacidad ante la crisis económica, por la corrupción que florece bajo su mandato, por llenar las calles y plazas de España de parados y nuevos pobres, por ser la cabeza visible de una "casta" política inútil y cargada de privilegios, por su política de despilfarro y de endeudamiento sin freno y por su irrefrenable obsesión por el poder, una obsesión que le lleva hasta un indecoroso acoso a la oposición y a una política de alianzas contra natura con partidos nacionalistas extremos e independentistas, es la mejor y más eficaz fábrica de franquistas.
Por culpa de los malos políticos actuales y de sus insoportables errores y abusos, incluyendo a una oposición que es incapaz de ilusionar y de exigir la regeneración que el basurero político español necesita, muchos españoles se hacen franquistas y crece a diario las filas de los que desconfían de la falsa democracia española, los que desprecian a la casta política ineficiente e incapaz que gobierna España y los que quieren que el actual aquelarre político termine de una vez.
A muchos españoles que odiaron lo que el franquismo representaba, que lo combatieron y que acogieron la democracisa con esperanza e ilusión, los malos políticos españoles actuales y sus abusos les están empujando con fuerza hacia la nostalgia y, en algunos casos, hacia el franquismo.
Cada día se escucha más claramente en los hogares, en las calles, plazas, bares y centros de trabajo el desprecio hacia los que gobiernan hoy esta España decadente y la dura sentencia de que "cualquier tiempo pasado fue mejor".
Si hay socialistas preocupados, como parece, por la resurrección del franquismo, que miren directamente a la Moncloa, donde está el mejor fabricante de franquistas que puedan imaginar. Si no les parece suficiente la explicación, que analicen el comportamiento de la actual "casta" de políticos que gestionan la democracia y observen la corrupción, la arbitrariedad, la ineficacia en la gestión, el despilfarro, el endeudamiento peligroso del Estado, el amiguismo, el enchufismo, las cientos de miles de empresas destruidas, la ruina del tejido productivo español y la masa de desempleados y de nuevos pobres y descubrirán que los responsables del desastre, los que hoy gobiernan mal en nombre de la democracia, son los que empujan a la sociedad española entera a sentir asco ante la "casta", el sistema que gestionan e, incluso, hacia cualquier tipo de añoranza del pasado.
Hay que ser muy fanático o muy estúpido para no ver que es el actual poder político, el que conduce a España por los caminos indecentes de la desigualdad, la injusticia, el abuso del poder, la corrupción, la arrogancia y otros muchos males que alimentan la resurrección del monstruo franquista.
Son los socialistas radicales los que, sin saberlo, tienen razón. Es cierto como ellos dicen, que los españoles son cada día más franquistas. Lo que no dicen es que son ellos mismos los culpables del deslizamiento. Ignoran, porque no les conviene asumirlo, que están fabricando nostálgia cuando salen a las calles para defender a un juez que es sospechoso de prevaricación, al que consideran uno de los suyos, poniendo irresponsablemente en peligro el "Estado de Derecho", la convivencia y la estabilidad de España.
Añorar algunas cosas del pasado y despreciar la actual podredumbre de un sistema bastardo que se hace pasar por democracia no significa, necesariamente, ser franquista, sino que puede ser un reflejo de auténtica democracia y de anhelo regenerador. Es casi imposible para una persona decente no añorar cosas que el pasado tenía y que la mal llamada "democrcia" ha destruido, cosas como el horizonte optimista de un país, la esperanza en el futuro, la honradez básica de la población, la convivencia pacífica, la ausencia de corrupción generalizada, la seguridad ciudadana, la austeridad del Estado, la fortaleza de los valores básicos y muchas otras cosas que, ciertamente, huelen a rancio, pero que, comparadas con la actual pestilencia de la política española resultan tan atractivas como los viejos cuentos de la infancia.
Quizás el mejor destello de lo que realmente ocurre en España sea lo que recientemente dijo César Vidal, en una de sus intervenciones en la cadena radiofónica 'EsRadio': «LA IZQUIERDA ESPAÑOLA NO ES NADA SIN FRANCO. COMO ÉSTE LLEVA MUERTO 35 AÑOS, LO HAN RESUCITADO PARA VOLVER A TENER RAZÓN DE SER COMO IZQUIERDISTAS.»
Revista Opinión
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