Dentro del Sendero Siniestro, existen dos corrientes principales, el Satanismo y el Luciferismo.
Dentro de cada una de esas corrientes, hay dos sectores; uno creyente; es decir, que cree en la figura real de Satanás o de Lucifer y otro, que los contempla como meros conceptos o arquetipos, a los que voy a llamar satanistas o luciferinos conscientes.
Este segundo grupo, está más ligado a los aspectos psicológicos y simbólicos de la oscuridad. Del primer grupo; los creyentes, de aquellos que creen en la figura real de Lucifer o de Satanás no voy a reflexionar.
Me interesa la cuestión del satanismo y el luciferismo inconsciente y más concretamente, uno de los caminos de conducir a las personas al satanismo consciente. Tanto el concepto luz, como el de oscuridad, responden a arquetipos absolutamente opuestos y enfrentados.
El significado simbólico de la luz es sencillo, al igual que el de la oscuridad.
Cuando hay luz, sabemos por donde pisamos, esquivamos los obstáculos, es más difícil perderse, la luz nos alegra; es confortante, etc.
Con la oscuridad ocurre lo contrario.
Los estímulos son tradicionalmente como luz, es más bien decir luminosidad.
Lo que vemos es el efecto de la descomposición de la luz; la luz, desde un punto de vista simbólico, está integrada en la oscuridad, la luz viaja por el universo y éste es negro.
Otra cosa es, que desde la perspectiva cristiana y tradicional, llamamos luz al poder vernos y a Dios, como simbolización de la luz (o luminosidad), en nuestras vidas.
Desde un punto de vista de la luz, ésta está mejor simbolizada en la oscuridad; pero desde un punto de vista Es similar a cuando hablamos de electricidad y de luz, ¿cuantas veces, en el momento de producirse un corte decimos que se ha ido la luz? A veces llamamos luz a lo que es electricidad. Es un convencionalismo llamar luz a la electricidad, ocurre igual con Dios y la luz, desde una perspectiva simbólica.
La asimilación de la visibilidad con Dios y de la oscuridad con el mundo
En la masonería; por ejemplo, sus miembros acuden vestidos de símbolo, siempre está en relación con lo simbolizado y está determinado, por el conjunto de ideas que desarrolla el grupo humano que lo ha creado.
En cualquier caso , el símbolo es una manifestación esotérica de una idea y un estimulo.
Esta entrada al blog, la quiero centrar en una subcultura, la Gótica, porque es una manifestación cultural que está aguantando viva y desarrollándose, a pesar de que surge en la década de los 70, a partir del movimiento Punk.
Ambas subculturas, surgen en la década de los setenta en Gran Bretaña.
El punk, era un movimiento contracultural, de rechazo a la sociedad establecida, una oposición a la misma, creando una éstetica que fuera lo más opuesta posible a lo considerado correcto socialmente.
Fue un movimiento de transgresión.
El movimiento Gótico, posee ese mismo carácter de transgresor y de rechazo de la sociedad actual.
Pero si el Punk era transgresor y politicamente más activo, el Gótico se caracteriza por su escaso interés por la política y no parece tampoco, que quiera escandalizar, como parecía que quisiera el Punk.
El color negro en la est ética gótica, viene a ser la manifestación, con una tristeza interiorizada y personal, es un movimiento muy melancólico, ligado a la muerte, no tanto por necrofilia, como por una identificación personal del individuo, con la idea de estar simbolicamente muerto.
En la década de los sesenta, los jóvenes aún creían que con la militancia política, era posible resolver los problemas del mundo, la última gran explosión juvenil de protesta, orientada a redireccionar el sistema social, fue en el famoso Mayo del 68.
Pero el mundo no cambió.
Con el paso del tiempo, el sueño de conseguir un mundo ideal, la utopía socialista, dejó paso a Mad Max.
La idea de un mundo destruido.
La Guerra Fría acentuaba esa idea pesimista del futuro y las instituciones del sistema; los partidos políticos, los sindicatos, las iglesias, no estuvieron a la altura de las circunstancias.
La cultura occidental, creó subculturas pesimistas y antisistema, que no usaban métodos formales de manifestación, porque las estructuras formales de organización, estaban y siguen estando desvirtuadas y desligitimizadas por sus propias acciones.
El descrédito; tanto de las instituciones del Estado, como de las instituciones políticas y religiosas, genera una juventud que se limita a vivir el día a día sin esperar nada, tan solo entregarse a una existencia hedonista, muy apropiada para las empresas, que a través de la publicidad, generan estereotipos y pautas de conducta, que utilizan la rebeldía natural del adolescente y del joven, canalizándola a través del consumismo.
A su vez, los partidos políticos, ven en esa canalización virtual del deseo de cambio y transformación de la juventud, un modo excepcional de conseguir una sociedad alienada y pacifica; ideal para la perpetuación en el poder, de organizaciones políticas cuyo única finalidad, es el acceso al poder y su mantenimiento en él.
Existe mucha más consciencia social y experimentación de la libertad individual, en un miembro de cualquier tribu urbana, que en cualquiera de los miles de jóvenes anodinos, que cada fin de semana se reunen como manadas a emborracharse.
El mercado, está dejando de ser el lugar de adquisición de bienes útiles, para ser una herramienta de dominación ideológica.
En el caso de la subcultura gótica, se dan similitudes conceptuales con el Satanismo, como es el ser una manifestación de la oposición a una realidad, impuesta por un sistema de manipulación económica, constituida en deidad por el poder y los grupos empresariales.
La oposición del joven gótico no es a Dios, sino a una deidad artificial de la alienación, creada por la sociedad occidental moderna.
Otro elemento similar al satanismo, es la transgresión.
El Gótico. El Punk. El Heavy y otras subculturas, generan actitudes y estéticas, cuyo principal objetivo, es manifestar una ruptura con el sistema, hay en ellos un espíritu revolucionario, que no puede manifestarse como deseo de alcanzar el poder, porque no creen en ello, pero si de transgredir las normas que sostienen al sistema.
Todo esto es conceptualmente satánico, pero no lo es en relación con Dios, sino con el orden social, las distintas subculturas, son el Satán de la civilización occidental moderna, pero no de Dios. Aunque en ocasiones sus transgresiones, les lleven a efectuar actos de oposición a lo religioso, es debido a que durante mucho tiempo, la religión ha formado parte del poder real; del sistema mismo que ellos rechazan.
Aún así, no es contra Dios, sino contra un orden social alienante e hipócrita, en el que ya no se puede creer.
Y en relación con la religión, las instituciones religiosas, no mantienen una actitud de coherencia suficiente, como para su mensaje sea creíble.
Todos los errores pasan su factura, la religión está desprestigiada, por el apego a lo político y mundano de las mismas, durante tantos siglos.
Un periodo de tiempo demasiado largo; en el que el cristianismo, dejó de ser el espíritu transgresor que fue, para ser una estructura de poder en el mundo.
La propia forma religiosa, acabó siendo un autentico Satán para Dios.
Una de las cosas más tristes, que tiene todo esto, es la desesperanza.
Perder la esperanza en morir.
No esperar o encontrar nada bueno en la existencia, es morir; porque la vida sin Dios, es muerte.